Page 219 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 219

— Mi  amigo  Dumuzi  está  escondido  entre la hierba, pero  igno­
     ro  dónde.
        Los  demonios  buscaron  a  Dumuzi  entre  la  hierba,  mas  no  lo
     encontraron.
        — Quizá  esté  escondido  entre  las  plantas  pequeñas,  aunque  no
     sé  el  sitio  — les  dijo  el  amigo  de  Dumuzi.
        Los  demonios  buscaron  a  Dumuzi  entre  las  plantas  pequeñas,
     pero  tampoco  lo  encontraron.
        — Tal  vez  se  halle  entre  los  arbustos, si  bien  no  sé  dónde.
        Lo  buscaron  entre  los  arbustos,  pero  en  vano.  N o  lo  hallaron.
        Sin  embargo,  pudieron  localizar  a  Dumuzi  escondido  en  una
     de  las  zanjas  profundas  que  por  allí  había. Tras  ser  capturado  por
     los  demonios,  Dumuzi  estalló  en  lágrimas  y  exhaló  un  amargo
     lamento.
        — ¡Ay! Mi hermana me salvó la vida, pero mi amigo me ha deja­
     do  morir.  ¡Si  alguien se  encontrara  a un  hijo  de  mi  hermana  en la
     calle, que  lo  bese, pero  si  fuera  un  hijo  de  mi  amigo  que  nadie  lo
     bese!
        Los  demonios  le  rodearon  bloqueándole  en  las  zanjas  llenas  de
     agua. Después  trenzaron  una  cuerda  y le  ataron  con  ella, ligándole
     fuertemente. Prepararon también un palo para agarrotarlo y le apre­
     taron  con  trabas.  Por  delante  no  cesaban  de  golpearle,  por  detrás
     de  mantenerlo  sujeto.  Le  inmovilizaron  las  manos  con  cepos  y  le
     encadenaron los  pies  con  grilletes.
       Viéndose  así, el joven Dumuzi levantó  sus  manos  al  cielo, hacia
     Utu,  el  dios  sol.
       — Utu — lloró  Dumuzi— , tú  eres mi  cuñado, soy  el  marido  de -
     tu  hermana.  Soy  el  que  aportaba  vituallas  al Eanna, yo  quien  pre­
     sentó los regalos  de boda en Uruk. Soy el que  ha besado los sagra­
     dos  y  augustos  labios  de  Inanna  y  quien  se  agitaba  entre  sus  her­
     mosas  rodillas.  Cambia  mis  manos  en pezuñas  delanteras  de  gacela
     y  mis  pies  en  pezuñas  traseras  de  gacela  a  fin  de  que  pueda  esca­
     par  de  los  demonios galla y  huir  hasta  Kulbiresh-Dildaresh.
       Utu  aceptó  su  súplica llorosa y, como  quien  recibe  una  ofrenda
     y  como  hombre  de  piedad,  le  mostró  compasión.  Una  vez  que


                                -  224  -
   214   215   216   217   218   219   220   221   222   223   224