Page 216 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 216
Después de explicarle el significado del sueño, Dumuzi, serio y
preocupado, le propuso a Geshtinanna buscar una solución a fin
de que no se cumpliesen aquellos negros vaticinios. Por ello le
dijo:
— Hermana mía, desciende a una de esas grietas, baja a una
grieta del suelo; pero, no te deslices como un ser humano muer
to. Cuando te hayas soltado el pelo por la espalda y te hayas reco
gido el vestido hasta los muslos, entonces, hermana, desciende a la
grieta y, una vez que hayas bajado, vigila, levanta tus ojos.
Geshtinanna, tal como le había pedido Dumuzi, se introdujo
por una de las grietas que por allí había. En su oscuro interior per
cibió diferentes seres causantes del dolor de la humanidad. En el
curso de agua que por allí corría vio unas barcas portadoras de
dolor, dolor para atenazar los corazones de la humanidad. Los que
viajaban en ellas, de perfiles apenas visibles y totalmente fantasma
góricos, portaban cepos y argollas para ligar manos y cabezas e iban
cubiertos con un simple lienzo. Desde el interior de la grieta la
señora Geshtinanna, desde allí, espió a aquellos seres que portaban
cepos y argollas. Vio también, sin esperarlo, a su amiga Ansududdu,
la cual, al verla, le dijo:
— Geshtinanna, viendo que tú has espiado a un gran número
de seres que llevan cepos y argollas, debes saber que son los vigi
lantes del Mundo Inferior, reclutadores de la muerte, son demo
nios galla que han venido a por él, a por Dumuzi.
Geshtinanna quedó muy impresionada por aquellas palabras de
una antigua amiga a quien no había visto desde hacía largo tiem
po. Saliendo inmediatamente del interior de la grieta, se fue al
encuentro de Dumuzi, a quien le contó lo que había visto y las pala
bras que le había dicho Ansududdu.
— Dumuzi, hermano mío, de esta manera me ha avisado mi ami
ga — le dijo con voz pastosa y trémula— . Querido hermano, unos
demonios avanzan contra ti. Tus vigilantes han venido a por ti.
Disimúlate entre la hierba. Querido hermano, unos demonios vie
nen contra ti. Escóndete entre la hierba.
«2 2 1 -