Page 40 - El nuevo zar
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forma y era listo, aunque de un modo sarcástico. No obstante, cuando se
trataba de mujeres, parecía reticente emocionalmente, incluso impedido: se
sentía mucho más cómodo con el círculo de amigos hombres de su juventud y
el KGB. «Con frecuencia le decía que era terrible para la conversación», dijo
Rolduguin.[21]
En sus últimos años de universidad, Vladímir había tenido su primera
relación seria con una estudiante de Medicina. Su nombre era Liudmila
Jamárina; su hermano, Víktor Jamarin, también era un amigo cercano.
Rolduguin la describió como bonita y obstinada, menos inclinada a
preguntarle a Vladímir cómo se sentía que a indicarle que estaba enfermo. Se
conocieron en la dacha de la familia de él en Tosno, y siguieron saliendo
juntos pasada la graduación y el inicio de su carrera profesional. En 1979, se
comprometieron. Solicitaron una licencia matrimonial y sus padres
compraron las alianzas, un traje y un vestido. Y luego, de súbito, él puso fin a
la relación. Decidió que «era mejor sufrir en ese momento que dejar que
sufrieran ambos más adelante», pero nunca explicó lo que había sucedido, ni
siquiera a Rolduguin. Solo insinuaría «cierta maniobra», aunque no parecía
que hubiese sido especialmente amarga, puesto que siguió siendo amigo del
hermano de ella, Víktor, durante años. Vladímir se había acostumbrado a la
vida de soltero: quizás la prefería, como un hijo mimado que aún vive en casa
de sus padres. Supuso que quizás nunca se casaría.[22]
No obstante, en marzo de 1980, conoció a otra Liudmila: Liudmila
Shkréb-neva, una azafata de Aeroflot de ojos azules que vivía en
Kaliningrado, la antigua provincia prusiana conquistada por la Unión
Soviética tras la derrota nazi. Tenía veintidós años y una cabellera rubia que le
caía en ondas hasta los hombros. Ella y otra azafata, Galina, visitaron
Leningrado durante tres días. En su primera noche en la ciudad, ansiosas por
ver todo lo posible, fueron con el novio de Galina, Andréi, al teatro Lensovet
para ver una función de Arkadi Raikin, un actor y escritor de sátiras entrado
en años. Como Galina había invitado a Liudmila, entonces Andréi llevó a su
amigo, Vladímir. Liudmila quedó muy poco impresionada al principio, con la
ropa gastada que vestía él y su comportamiento discreto. Si lo hubiera
conocido en la calle, recordó en una oportunidad, «no le habría prestado
atención».[23] Sin embargo, durante el intermedio, le pidió con bastante
audacia si podía ayudarlos a conseguir entradas para el musical de la noche
siguiente. Vladímir lo hizo y, al final de la segunda velada, le dio a Liudmila