Page 459 - El nuevo zar
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La  noche  posterior  a  las  elecciones,  cuando  se  anunciaron  los  resultados
               finales y oficiales, el pequeño partido de oposición Solidaridad llevó a cabo
               un mitin político en Chistie Prudi, cerca del centro de Moscú. Las protestas

               periódicas del partido típicamente congregaban a unos cientos de personas,
               que  siempre  se  veían  superadas  en  número  por  los  oficiales  de  policía
               desplegados  para  vigilarlas  de  cerca.  Esta  vez,  a  pesar  de  la  fría  lluvia,

               aparecieron  miles  de  personas,  atraídas  por  las  convocatorias  en  internet.
               Orador tras orador, se apropiaron del micrófono e hicieron demandas y dieron
               ultimátums.  Las  personas  reunidas  eran  diversas;  sus  ideas,  inconsistentes.

               Algunos de los antiguos líderes de la oposición —los veteranos de la glásnost
               y los liberales de los años de Yeltsin— estaban allí, pero otros nunca antes
               habían asistido a una protesta. El orador que obtuvo más atención fue Alekséi

               Navalni, cuya campaña contra la corrupción posiblemente había contribuido
               más  que  nada  a  ese  brote  de  activismo.  Tenía  una  enorme  cantidad  de

               seguidores en internet, pero ahora estaba allí en carne y hueso, gritando con
               un  micrófono  a  una  muchedumbre  que  hacía  ondear  banderas  y  carteles
               pintados a mano con eslóganes como «Putin: ladrón» y el difícil de imaginar
               «Rusia sin Putin». «Pueden llamarnos microblogueros o hámsteres de internet

               —bramó—. Soy un hámster de internet, ¡y les voy a saltar a la yugular a esos
               malditos!»[18]

                    Navalni y decenas de otros manifestantes y organizadores de la protesta

               fueron arrestados cuando se retiraban del parque para marchar hacia la sede
               central de la junta electoral. Navalni estuvo encarcelado durante quince días,

               acusado  de  resistirse  al  arresto,  y,  sin  embargo,  las  protestas  continuaron.
               Incluso  comenzaron  a  crecer.  Al  sábado  siguiente,  decenas  de  miles  se
               presentaron  en  plaza  Bolotnaia,  al  otro  lado  del  río  desde  el  Kremlin.
               Demostraron  no  claudicar  frente  a  los  arrestos;  no  claudicar  frente  a  las

               contraprotestas organizadas por el virulento grupo juvenil Nashi, que había
               sido  creado  tras  la  Revolución  Naranja  de  Ucrania  justamente  para  ese

               propósito;  no  claudicar  frente  a  las  amenazas  veladas  de  las  autoridades,
               incluida  una  advertencia  de  que  los  hombres  jóvenes  en  edad  para  ser
               reclutados  serían  buscados  y  entrenados  para  el  ejército.  Dos  semanas  más
               tarde, el 24 de diciembre, cerca de cien mil personas se concentraron, esta vez

               en la avenida que llevaba el nombre de Andréi Sájarov, el físico nuclear y
               disidente soviético cuyo legado de lucha por una sociedad democrática había
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