Page 100 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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1. EL CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL
El consumo de estas sustancias perjudica seriamente la salud mental. Uno de sus
principales efectos es una alteración grave en la percepción de sensaciones y estímulos.
Todos conocemos personas que, tras ingerir alcohol, se encuentran más sensibles y
vulnerables y por ello hay que tener cuidado con sus reacciones y comentarios. El
consumo frecuente o la adicción a estas sustancias alteran profundamente el estado
anímico y la interpretación de la realidad que perciben quienes consumen.
2. LA BIOQUÍMICA O LA GENÉTICA
Existen personas que son más propensas a deprimirse o hundirse debido a factores
genéticos o a padecer previamente enfermedades severas tipo trastorno bipolar,
depresiones recurrentes, estados de ansiedad generalizados… También influyen los
estados hormonales, que generan vulnerabilidad en la mujer —trastorno premenstrual,
puerperio…—. Es probable que individuos que provienen de familias con varios
miembros con depresión tengan un estado anímico más frágil y sensible a
acontecimientos del entorno.
3. LA SALUD FÍSICA Y LAS CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS
Si estamos atravesando un momento profesional difícil o una dolencia física fuerte,
ello influye en la manera en la que percibimos la realidad porque nuestro estado de ánimo
está más sensible y vulnerable. Cuando llega la enfermedad, una época dura o una
situación extrema a nuestras vidas, el ser consciente de que uno no es plenamente
«objetivo» ayuda a no ser tan duro con la realidad y con los que le rodean.
4. TIPO DE PERSONALIDAD
En este apartado exponemos desde trastornos de personalidad severos —límite,
evitativo, esquizoide…— a rasgos de personalidad marcados que influyen
profundamente en el estado anímico. Por ejemplo, los jóvenes con trastorno de
personalidad límite —impulsividad, inestabilidad emocional, miedo intenso al abandono,
autolesiones, baja tolerancia a la frustración…— sufren altibajos emocionales intensos,
interpretan la realidad de forma radical y perciben constantemente el entorno como
amenazante. Todo ello hace que, lejos de actuar racionalmente, sus reacciones muchas
veces estén guiadas por la agresividad y la rabia. Conseguir que disfruten y mantengan un
equilibrio interior exige trabajar de forma importante su personalidad —desde
farmacoterapia, a psicoterapia individual y grupal—. Otro tipo de personalidad que tiende
a sufrir es la denominada PAS: Personalidad Altamente Sensible. No se encuentra hoy en
el DSM-5 —manual de los trastornos mentales—, pero existe y tenerla genera
importantes efectos en quienes la padecen.
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