Page 58 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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MI MENTE Y MI CUERPO NO DISTINGUEN REALIDAD DE FICCIÓN


                 Esta es otra de las principales ideas que quiero compartir en este libro. El cerebro no
              sabe  diferenciar  lo  que  es  real  de  lo  que  es  imaginario.  Cada  vez  que  modificamos  el
              estado  mental  —de  forma  inconsciente  o  consciente—  se  produce  un  cambio  en  el
              organismo  tanto  molecular  como  celular  y  genético.  De  la  misma  manera,  cuando
              modificamos el físico, la mente y la emoción lo perciben. He insistido a lo largo de este
              capítulo  en  la  importancia  de  tomar  conciencia  de  los  pensamientos.  Pensar  altera
              nuestro organismo. La mente se va adaptando y reconfigurando dependiendo de factores,
              circunstancias y vivencias del día a día.



                         Un cerebro estresado es la consecuencia de vivir inundados de
                                                 pensamientos tóxicos.




                 La  mente  tiene  un  extraordinario  control  e  influencia  sobre  el  cuerpo.  Los
              pensamientos influyen de forma directa en la mente y en el organismo. Si cierras los ojos
              e imaginas a alguien a quien quieres, en un entorno amable, entonces, tu cuerpo segrega
              oxitocina, dopamina… Incluso puedes llegar a sentirlo en tu cuerpo un escalofrío, la piel
              de  gallina  o  un  sinfín  de  signos  físicos.  Los  enamorados  —¡haría  falta  un  libro  entero
              sobre  esto!—  poseen  una  sensación  de  bienestar  emocional,  psicológica  y  ¡física!
              fortísima. Si imagino algo que me asusta —un examen, una reunión, la posibilidad de que
              me echen del trabajo, no tener dinero…—, automáticamente genero hormonas de estrés.
                 Te  doy  un  ejemplo  sencillo.  Cierra  los  ojos  y  visualiza  un  limón.  Es  amarillo,
              ovalado…  Siéntelo  en  la  mano,  tócalo  bien.  Acércalo  a  la  nariz.  Coge  un  cuchillo  y
              pártelo. ¿Qué notas? ¿Has empezado ya a salivar? Corta un trozo y acércatelo a la boca,
              prueba  su  sabor,  incluso  arriésgate  y  dale  un  mordisco.  Abre  los  ojos,  por  supuesto  el
              limón no está ahí, pero tu cuerpo ha reaccionado como si así fuera. La imaginación tiene
              un poder impresionante sobre la mente.
                 Los  pensamientos  ejercen  un  gran  poder  sobre  tu  cerebro  y  sobre  tu  cuerpo.  Si
              muestras a la mente constantemente un evento del pasado o un posible suceso negativo
              del futuro, tu cerebro entiende que es ahí donde quieres asentarte, donde quieres estar
              enfocado.  ¿Qué  se  produce?  Tu  atención  se  queda  enganchada,  aprisionada  en
              pensamientos tóxicos del pasado o del futuro, es decir, la mente no consigue gestionar y
              focalizar su atención de forma correcta. Para entendernos de forma más visual, cada vez
              que pensamos en algo negativo, angustiante o perjudicial, el cerebro recibe una señal para
              elaborar  circuitos  neuronales  especializados  que  nos  asentarán  de  forma  fija  en  esas
              ideas.  La  mente  no  distingue  lo  real  de  lo  imaginario.  Veremos  más  adelante  pautas
              concretas para reeducar los pensamientos y dominar la corriente de ideas negativas que
              bloquea nuestra mente.





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