Page 92 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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VIVIR EL MOMENTO PRESENTE
La felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo interpretamos lo que nos pasa. Depende de
la forma en que asimilamos una realidad, y nuestra capacidad de orientar o enfocar dicha
asimilación es clave para poder ser felices. Por lo tanto, de lo que aquí vamos a hablar es
de tu capacidad de elegir. De elegir felicidad en vez de infelicidad. Desde el inicio de
estas páginas hemos tratado el dolor, el sufrimiento, los traumas y las heridas profundas.
No venimos a negar el mundo real —hablaremos de la tolerancia a la frustración más
adelante—, pero sí a aprender a disfrutar en la medida de lo posible, a pesar… de los
pesares.
Tu realidad depende de cómo decides percibirla.
Entiendo que te sorprenda este mensaje, y surjan en ti mil frases —¡barreras y
resistencias!— de este tipo: «Ya lo he intentado todo», «mi vida es muy dura»,
«depende de las circunstancias», «mi infancia fue terrible», «qué fácil es decirlo y qué
difícil conseguirlo»… Si rechazas elegir agarrarte a lo bueno de tu vida —por pequeño
que sea—, estás dándote por vencido en la lucha más decisiva de tu existencia.
La felicidad no es un sumatorio de alegrías, placeres y emociones positivas. Es mucho
más; pues también depende de haber conseguido superar las heridas y dificultades y
seguir creciendo. Es vivir con cierto gozo a pesar del dolor y el sufrimiento —en mayor o
menor medida, inevitables—.
Si negamos o bloqueamos constantemente el sufrimiento, nuestra mente pierde la
capacidad de saber afrontarlo y superarlo. No significa entrar en el «barro tóxico» e
intentar enfrentarse a todas y cada una de las batallas que se nos presenten, sino
aprender a gestionar los malos momentos. Conozco mucha gente que no sabe enfrentarse
a los conflictos, a las emociones negativas y que como vía de escape las anula de forma
automática e inconsciente. Eso conlleva un riesgo, porque la evitación constante de lo
negativo te lleva a perderte una parte de la vida y a desconectar muchas veces del
sufrimiento de los que te rodean. Ya hablamos en el capítulo anterior de la importancia
de la «compasión», de conectar de forma sana con el sufrimiento de otros para ayudarles
a salir adelante.
No olvidemos que un gran error frecuente es aspirar a una felicidad excesiva o a un
estado de alegría y placer utópicos y constantes. Eso deriva en personas frustradas por la
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