Page 164 - MARX DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS (2018)
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Marx: doscientos años después (1818-2018)
De otro lado, la factibilidad de la revolución depende de
condiciones materiales concretas, incluidos los contenidos de
la cultura, sin los cuales, los deseos de cambio no son sólo
quimeras, sino actos irresponsables. La acuñada y simplista
división entre infra y superestructura, determinación
economicista del marxismo vulgar, desconoce la propia
incidencia del trabajo humano en el curso de la historia. Creer
que la modificación de los modos de producción antecede la
modificación de la conciencia es asumir una postura
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ontológica, muy distante de Marx
La abolición del Estado
Otro de los malentendidos en la lectura de Marx, es la idea de
la abolición del Estado. Sin duda, una tesis compartida entre
anarquistas y anarcomunistas es la de la abolición de toda
forma de coacción institucional. El Estado sería -en todas sus
formas- una oposición a la libertad humana; entonces, en una
utópica sociedad sin clases sociales, el Estado sobraría. Una
sociedad comunista estaría regulada por la autodeterminación
de cada quien, pues los hombres se habrían liberado de las
cadenas que lo oprimen materialmente.
Si bien, Marx no dedicó (Dussel, 2014) un libro a la teoría
política, las consecuencias filosóficas en este campo
contradicen la tesis de la abolición del Estado, así como la
dictadura del proletariado. En lo relativo al primero, el
carácter comunitario de los humanos hace imposible la
desaparición de toda forma de organización social, aunque sí
la superación del Estado burgués. En razón a que la
concepción del ser humano como un sujeto abstraído de las
relaciones sociales, ahora políticas, no es más que una
14 Es cierto que Marx emplea esta fórmula de a infra y superestructura,
pero leída fuera del contexto filosófico, conlleva inevitablemente una
tergiversación
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