Page 64 - El Hobbit
P. 64

Pasó bastante tiempo antes que cualquiera de ellos se atreviese a doblar aquel
      recodo. Mientras, los enanos se habían puesto otra vez en marcha, siguiendo un
      largo camino que los llevaba a los túneles oscuros del país de los trasgos. Cuando
      los trasgos se dieron cuenta, apagaron las antorchas y se deslizaron pisando con
      cuidado,  y  eligieron  a  los  corredores  más  veloces,  aquellos  que  tenían  oídos
      como comadrejas en la oscuridad, y eran casi tan silenciosos como murciélagos.
        Así ocurrió que ni Bilbo, ni los enanos, ni siquiera Gandalf, los oyeron llegar,
      ni tampoco los vieron. Pero los trasgos los vieron a ellos, pues la vara de Gandalf
      emitía una luz débil que ayudaba a los enanos a encontrar el camino.















        De  repente  Dori,  que  ahora  otra  vez  corría  a  la  cola  llevando  a  Bilbo,  fue
      aferrado  por  detrás  en  la  oscuridad.  Gritó  y  cayó;  y  el  hobbit  rodó  de  los
      hombros  de  Dori  a  la  negrura,  se  golpeó  la  cabeza  contra  una  piedra,  y  no
      recordó nada más.
   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69