Page 1105 - El Señor de los Anillos
P. 1105

En eso Bilbo abrió un ojo, casi como si hubiese oído. Y de pronto se despertó.
        —Ya  lo  veis,  me  he  vuelto  tan  dormilón  —dijo—.  Y  cuando  tengo  tiempo
      para escribir, sólo me gusta escribir poesía. Me pregunto, Frodo, querido amigo,
      si  no  te  importaría  poner  un  poco  de  orden  en  mis  cosas  antes  de  marcharte.
      Recoger todas mis notas y papeles, y también mi diario, y llevártelos, si quieres.
      Te  das  cuenta,  no  tengo  mucho  tiempo  para  seleccionar  y  ordenar  y  todo  lo
      demás. Que Sam te ayude, y cuando hayáis puesto las cosas en su sitio, volved, y
      les echaré una ojeada. No seré demasiado estricto.
        —¡Claro que lo haré! —dijo Frodo—. Y volveré pronto, por supuesto: ya no
      habrá  peligro.  Ahora  hay  un  verdadero  rey,  y  pronto  pondrá  los  caminos  en
      condiciones.
        —¡Gracias, mi querido amigo! —dijo Bilbo—. Es en verdad un gran alivio
      para mi cabeza. —Y dicho esto volvió a quedarse dormido.
      Al día siguiente Gandalf y los hobbits se despidieron de Bilbo en su habitación,
      porque hacía frío al aire libre; y dijeron adiós a Elrond y a todos los de la casa.
        Cuando Frodo estaba de pie en el umbral, Elrond le deseó buen viaje y lo
      bendijo.
        —Me parece, Frodo, que no será necesario que vuelvas aquí a menos que lo
      hagas muy pronto. Dentro de un año, por esta misma época, cuando las hojas son
      de oro antes de caer, busca a Bilbo en los bosques de la Comarca. Yo estaré con
      él.
        Nadie más oyó estas palabras, y Frodo las guardó como un secreto.
   1100   1101   1102   1103   1104   1105   1106   1107   1108   1109   1110