Page 260 - El Señor de los Anillos
P. 260

y  un  hobbit,  tu  juicio  es  más  pobre  de  lo  que  yo  había  imaginado.  Son  como
      guisantes y manzanas, así de diferentes.
        —Quizás. A una oveja otra oveja le parece sin duda diferente —rió Lindir—.
      O  a  un  pastor.  Pero  no  nos  hemos  dedicado  a  estudiar  a  los  mortales.  Hemos
      tenido otras ocupaciones.
        —No discutiré contigo —dijo Bilbo—. Tengo sueño luego de tanta música y
      canto. Dejaré que lo adivines, si tienes ganas.
        Se incorporó y fue hacia Frodo.
        —Bueno, se terminó —dijo en voz baja—. Salí mejor parado de lo que creía.
      Pocas veces me piden una segunda audición. ¿Qué piensas tú?
        —No trataré de adivinar —dijo Frodo sonriendo.
        —No tienes por qué hacerlo —dijo Bilbo—. En realidad es todo mío. Aunque
      Aragorn  insistió  en  que  incluyera  una  piedra  verde.  Parecía  creer  que  era
      importante.  No  sé  por  qué.  Pensaba  además  que  el  tema  era  superior  a  mis
      fuerzas y me dijo que si yo tenía la osadía de hacer versos acerca de Eärendil en
      casa de Elrond era asunto mío. Creo que tenía razón.
        —No sé —dijo Frodo—. A mí me pareció adecuado de algún modo, aunque
      no podría decirte por qué. Estaba casi dormido cuando empezaste y me pareció
      la continuación de un sueño. No caí en la cuenta de que estabas aquí cantando
      sino casi cerca del fin.
        —Es difícil mantenerse despierto en este sitio, hasta que te acostumbras —
      dijo Bilbo—. Aparte de que los hobbits nunca llegarán a necesitar de la música y
      la poesía tanto como los elfos. Parece que los necesitaran como la comida o más.
      Seguirán  así  por  mucho  tiempo  hoy.  ¿Qué  te  parece  si  nos  escabullimos  y
      tenemos por ahí una charla tranquila?
        —¿Podemos hacerlo? —dijo Frodo.
        —Por supuesto. Esto es una fiesta, no una obligación. Puedes ir y venir como
      te plazca, si no haces ruido.
        Se pusieron de pie y se retiraron en silencio a las sombras y fueron hacia la
      puerta. A Sam lo dejaron atrás, durmiendo con una sonrisa en los labios. A pesar
      de  la  satisfacción  de  estar  en  compañía  de  Bilbo,  Frodo  sintió  una  punzada  de
      arrepentimiento  cuando  dejaron  la  Sala  del  Fuego.  Cruzaban  aún  el  umbral
      cuando una voz clara entonó una canción.
       A Elbereth Gilthoniel,
       silivren penna míriel
       o menel aglar elenath!
       Na-chaered palan-díriel
       o galadhremmin ennorath,
       Fanuilos, le linnathon
       nef aear, sí nef aearon!
   255   256   257   258   259   260   261   262   263   264   265