Page 375 - El Señor de los Anillos
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El viento frío de la noche sopló valle arriba. Ante ellos se levantaba una ancha
sombra gris y había un continuo rumor de hojas, como álamos en el viento.
—¡Lothlórien! —exclamó Legolas—. ¡Lothlórien! Hemos llegado a los
límites del Bosque de Oro. ¡Lástima que sea invierno!
Los árboles se elevaban hacia el cielo de la noche y se arqueaban sobre el
camino y el arroyo que corría de pronto bajo las ramas extendidas. A la luz
pálida de las estrellas los troncos eran grises y las hojas temblorosas un débil
resplandor amarillo rojizo.
—¡Lothlórien! —dijo Aragorn—. ¡Qué felicidad oír de nuevo el viento en los
árboles! Nos encontramos aún a unas cinco leguas de las puertas, pero no
podemos ir más lejos. Esperemos que la virtud de los elfos nos ampare esta
noche de los peligros que vienen detrás.
—Si hay elfos todavía aquí en este mundo que se ensombrece —dijo Gimli.
—Ninguno de los míos ha vuelto a estas tierras desde hace tiempo —dijo
Legolas—, aunque se dice que Lórien no ha sido abandonado del todo, pues
habría aquí un poder que protege a la región contra el mal. Sin embargo, esos
habitantes se dejan ver raramente y quizá viven ahora en lo más profundo del
bosque, lejos de las fronteras septentrionales.
—Viven en verdad en lo más profundo del bosque —dijo Aragorn y suspiró
como recordando algo—. Esta noche tendremos que arreglárnoslas solos. Iremos
un poco más allá, hasta que los árboles nos rodeen, y luego dejaremos la senda y
buscaremos donde dormir.
Dio un paso adelante, pero Boromir parecía irresoluto y no lo siguió.
—¿No hay otro camino? —dijo.
—¿Qué otro camino querrías tú? —dijo Aragorn.
—Un camino simple, aunque nos llevara a través de setos de espadas —dijo
Boromir—. Esta Compañía ha sido conducida por caminos extraños y hasta
ahora con mala fortuna. Contra mi voluntad pasamos bajo las sombras de Moria
y hacia nuestra perdición. Y ahora tenemos que entrar en el Bosque de Oro,
dices. Pero de estas tierras peligrosas hemos oído hablar en Gondor y se dice que
de todos los que entran son pocos los que salen y menos aún los que escapan
indemnes.
—No digas indemne pero sí sin cambios y estarás más en lo cierto —dijo
Aragorn——Pero la sabiduría está perdiéndose en Gondor, Boromir, si en la
ciudad de aquellos que una vez fueron sabios ahora se habla así de Lothlórien. De
cualquier modo, no hay para nosotros otro camino, salvo que quieras volver a las
Puertas de Moria, escalar las montañas que no tienen caminos, o ir a nado y solo
por el Río Grande.
—¡Entonces, adelante! —dijo Boromir—. Pero es peligroso.