Page 378 - El Señor de los Anillos
P. 378
y caer en el agua profunda
como una gaviota.
El aire le movía los cabellos,
y la espuma le brillaba alrededor,
lo vieron de lejos hermoso y fuerte
deslizándose como un cisne.
Pero del Oeste no llegó una palabra,
y en la Costa Citerior
los elfos nunca tuvieron
noticias de Amroth.
La voz se le quebró a Legolas y dejó de cantar.
—No puedo seguir —dijo—. Esto es sólo una parte; he olvidado casi todo. La
canción es larga y triste, pues cuenta las desventuras que cayeron sobre
Lothlórien, Lórien de las Flores, cuando los enanos despertaron al mal en las
montañas.
—Pero los enanos no hicieron al mal —dijo Gimli.
—Yo no dije eso, pero el mal vino —respondió Legolas tristemente—. Luego
muchos de los elfos de la estirpe de Nimrodel dejaron sus moradas y partieron y
ella se perdió allá lejos en el Sur, en los pasos de las Montañas Blancas, y no vino
al barco donde la esperaba Amroth, su amante. Pero en la primavera cuando el
viento mueve las primeras hojas aún puede oírse el eco de la voz de Nimrodel
junto a los saltos de agua de ese nombre. Y cuando el viento sopla del sur es la
voz de Amroth la que sube desde el océano, pues el Nimrodel fluye en el Cauce
de Plata, que los elfos llaman Celebrant, y el Celebrant en el Gran Anduin, y el
Anduin en la Bahía de Belfalas, donde los elfos de Lórien se lanzaron a la mar.
Pero ellos nunca volvieron, ni Nimrodel ni Amroth.
» Se dice que ella vive en una casa construida en las ramas de un árbol, cerca
de la cascada, pues tal era la costumbre entre los elfos de Lórien, vivir en los
árboles y quizá todavía lo hacen. Por eso se los llamó los Galadrim, las Gentes de
los Arboles. En lo más profundo del bosque los árboles son muy grandes. La
gente de los bosques no habitaba bajo el suelo como los enanos, ni levantó
fortalezas de piedra hasta que llegó la Sombra.
—Y aún ahora podría decirse que vivir en los árboles es más seguro que
sentarse en el suelo —dijo Gimli.
Miró más allá del agua el camino que llevaba de vuelta al Valle del Arroyo
Sombrío y luego alzó los ojos hacia la bóveda de ramas oscuras.
—Tus palabras nos traen un buen consejo, Gimli —dijo Aragorn—. No
podemos construir una casa, pero esta noche haremos como los Galadrim y
buscaremos refugio en las copas de los árboles, si podemos. Hemos estado
sentados aquí junto al camino más de lo prudente.