Page 621 - El Señor de los Anillos
P. 621
—¡Medio momento! —dijo Pippin. Metiendo la mano en el frente de la
chaqueta, sacó una escarcela pequeña y blanda que pendía de un cordel—.
Guardo un par de tesoros aquí, contra el pecho, tan preciosos para mí como los
Anillos. Aquí tenéis uno: mi vieja pipa de madera. Y aquí hay otro: una sin usar.
La he llevado conmigo en largas jornadas, sin saber por qué. En realidad, jamás
pensé que encontraría tabaco para pipa durante el viaje, cuando se me acabó el
que traía. Pero ahora tiene una utilidad, después de todo. —Mostró una pipa
pequeña de cazoleta achatada y se la tendió a Gimli—. ¿Salda esto la deuda que
tengo contigo? —dijo.
—¡Sí la salda! —exclamó Gimli—. Nobilísimo hobbit, me deja a mí
gravemente endeudado.
—¡Bueno, vuelvo al aire libre, a ver qué hacen el viento y el cielo! —dijo
Legolas.
—Iremos contigo —dijo Aragorn.
Salieron y se sentaron sobre las piedras amontonadas frente al pórtico. Ahora
podían ver a lo lejos en el interior del valle; las nieblas se levantaban y se
alejaban llevadas por la brisa.
—¡Descansemos aquí un rato! —dijo Aragorn—. Nos sentaremos al borde
del precipicio a deliberar, como dice Gandalf, mientras él está ocupado en otra
parte. Nunca me había sentido tan cansado. —Se arrebujó en la capa gris,
escondiendo la cota de malla, y estiró las largas piernas. Luego se tendió boca
arriba y dejó escapar entre los labios una hebra de humo.
—¡Mirad! —dijo Pippin—. ¡Trancos el Montaraz ha regresado!
—Nunca se ha ido —dijo Aragorn—. Yo soy Trancos y también Dúnadan, y
pertenezco tanto a Gondor como al Norte.
Fumaron en silencio un rato, a la luz del sol; los rayos oblicuos caían en el valle
desde las nubes blancas del oeste. Legolas yacía inmóvil, contemplando el sol y
el cielo con una mirada tranquila, y canturreando para sus adentros. De pronto se
incorporó.
—¡A ver! —dijo—. El tiempo pasa y las nieblas se disipan, o se disiparían si
vosotros, gente extraña, no os envolvierais en humareda. ¿Para cuándo la
historia?
—Bueno, mi historia comienza cuando despierto en la oscuridad atado de pies
a cabeza en un campamento de orcos —dijo Pippin—. Veamos ¿qué día es hoy?
—Cinco de marzo según el calendario de la Comarca —dijo Aragorn. Pippin
hizo algunos cálculos con los dedos—. ¡Sólo nueve días! —exclamó—. [6] Se diría
que hace un año que nos capturaron. Bueno, aunque la mitad haya sido como una
pesadilla, creo que los tres días siguientes fueron los más atroces. Merry me
corregirá si me olvido de algún hecho importante; no entraré en detalles: los