Page 623 - El Señor de los Anillos
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después de la batalla; y esa noche la pasamos en la Casa del Manantial, una de
las moradas de los ents. A la mañana siguiente fuimos a la Cámara de los Ents,
una asamblea éntica, y la cosa más extraña que he visto en mi vida. Duró todo
ese día y el siguiente, y pasamos las noches en compañía de un ent llamado
Ramaviva. Y de pronto, al final de la tarde del tercer día de asamblea, los ents
despertaron. Fue algo asombroso. Había una tensión en la atmósfera del bosque
como si se estuviera preparando una tormenta: y de repente estalló. Me gustaría
que hubierais oído lo que cantaban al marchar.
—Si Saruman lo hubiera oído, ahora estaría a un centenar de millas de aquí,
aun cuando hubiese tenido que valerse de sus propias piernas —dijo Pippin.
Aunque Isengard sea fuerte y dura, fría como la piedra y desnuda como el
hueso,
¡marcharemos, marcharemos, marcharemos a la guerra, a demoler la piedra
y derribar las puertas!
» Había mucho más. Una buena parte del canto era sin palabras y parecía
una música de cuernos y tambores; muy excitante. Pero yo pensé que era sólo
una música de marcha, una simple canción… hasta que llegué aquí. Ahora he
cambiado de parecer.
» Pasamos la última cresta de las montañas y descendimos al Nan Curunir
luego de la caída de la noche —prosiguió Merry—. Fue entonces cuando tuve por
primera vez la impresión de que el bosque avanzaba detrás de nosotros. Creía
estar soñando un sueño éntico, pero Pippin lo había notado también. Los dos
estábamos muy asustados; pero entonces no descubrimos nada más.
» Eran los Ucornos, como los llamaban los ents en la "lengua abreviada".
Bárbol no quiso hablar mucho acerca de ellos, pero yo creo que son ents que casi
se han convertido en árboles, por lo menos en el aspecto. Se los ve aquí y allá en
el bosque o en los lindes, silenciosos, vigilando sin cesar a los árboles; pero en las
profundidades de los valles más oscuros hay centenares y centenares de ucornos,
me parece.
» Hay mucho poder en ellos y parecen capaces de envolverse en las
sombras: verlos moverse no es fácil. Pero se mueven. Y pueden hacerlo muy
rápidamente, cuando se enojan. Estás ahí inmóvil, observando el tiempo, por
ejemplo, o escuchando el susurro del viento, y de pronto adviertes que te
encuentras un bosque poblado de grandes árboles que andan a tientas de un lado a
otro. Todavía tienen voz y pueden hablar con los ents, y es por eso que se los
llama ucornos, según Bárbol; pero se han vuelto huraños y salvajes. Peligrosos. A
mí me asustaría encontrármelos, sin otros ents verdaderos que los vigilaran.
» Bien, en las primeras horas de la noche nos deslizamos por una larga
garganta hasta la parte más alta del Valle del Mago, junto con los ents y seguidos
por todos los ucornos susurrantes. Naturalmente, no los veíamos, pero el aire