Page 628 - El Señor de los Anillos
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del  antiguo  túnel!  Es  probable  que  el  aluvión  pase  por  aquí  y  durante  algún
      tiempo será un agua nauseabunda, hasta que haya arrastrado toda la inmundicia
      de Saruman. Luego las aguas del Isen serán otra vez puras". Se puso a arrancar
      un pedazo de muro, despreocupadamente, como para entretenerse.
        » Nos estábamos preguntando dónde podríamos descansar seguros y dormir
      un rato, cuando ocurrió la cosa más extraordinaria. Se oyeron los cascos de un
      caballo  que  se  acercaba  veloz  por  el  camino.  Merry  y  yo  nos  quedamos
      inmóviles y Bárbol se escondió bajo la arcada sombría. De pronto un jinete llegó
      a  galope  tendido,  como  un  rayo  de  plata.  Ya  oscurecía,  pero  pude  verle
      claramente el rostro: parecía bañado en una luz y estaba todo vestido de blanco.
      Me senté y lo contemplé boquiabierto. Traté entonces de gritar, pero no pude.
        » No  fue  necesario.  Se  detuvo  junto  a  nosotros  y  nos  miró  desde  arriba.
      "¡Gandalf!" dije finalmente, pero mi voz fue apenas un murmullo. ¿Y creéis que
      dijo: "¡Hola, Pippin! ¡Qué sorpresa tan agradable!"? ¡Qué va! Dijo: "¡A ver si te
      levantas, Tuk, pedazo de bobo! ¿Dónde rayos podré encontrar a Bárbol, en medio
      de todas estas ruinas? Lo necesito. ¡Rápido!"
        » Bárbol  oyó  la  voz  de  Gandalf  y  salió  inmediatamente  de  las  sombras  y
      aquél sí que fue un extraño encuentro. Yo era el sorprendido, pues ninguno de los
      dos mostraba sorpresa alguna. Era evidente que Gandalf esperaba encontrar aquí
      a  Bárbol;  y  Bárbol  rondaba  sin  duda  por  los  alrededores  de  las  puertas  con  el
      propósito de ver a Gandalf. Sin embargo, nosotros le habíamos contado al viejo
      ent todo lo ocurrido en Moria. Pero yo recordaba la mirada curiosa que nos había
      echado  en  aquel  momento.  Sólo  puedo  suponer  que  él  mismo  había  visto  a
      Gandalf, o había recibido alguna noticia de él, pero no había querido decir nada
      apresuradamente. "No apresurarse" es el lema de Bárbol; pero nadie, ni siquiera
      los elfos, dirán gran cosa acerca de las idas y venidas de Gandalf cuando él no
      está.
        » "¡Hum!  ¡Gandalf!"  dijo  Bárbol.  "Me  alegra  que  hayas  venido.  Puedo
      dominar bosques y aguas, troncos y piedras. Pero aquí se trata de vencer a un
      mago."
        » "Bárbol" dijo Gandalf. "Necesito tu ayuda. Mucho has hecho, pero necesito
      todavía  más.  Tengo  que  enfrentarme  con  unos  diez  mil  orcos."  Los  dos  se
      alejaron, yéndose a algún rincón a celebrar concejo. A Bárbol aquello tuvo que
      parecerle muy apresurado, pues Gandalf estaba con mucha prisa, y ya hablaba
      a todo trapo cuando dejamos de oírlos. Estuvieron ausentes unos pocos minutos,
      un cuarto de hora tal vez. Luego Gandalf volvió a donde estábamos nosotros y
      parecía  aliviado  y  casi  contento.  Hasta  nos  dijo,  en  ese  momento,  que  se
      alegraba de volvernos a ver.
        » "¡Pero Gandalf!" exclamé. "¿Dónde has estado? ¿Has visto a los otros?"
        » "Dondequiera  que  haya  estado,  ahora  he  vuelto"  respondió  en  su  estilo
      peculiar. "Sí, he visto a algunos de los otros. Pero las noticias quedarán para otra
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