Page 630 - El Señor de los Anillos
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—Anoche, cuando llegábamos a la entrada del Nan Curunir, vimos una nube
de humo y de vapor que venía del sur —dijo Aragorn—. Temimos que Saruman
nos estuviese preparando otro sortilegio.
—¡No Saruman! —dijo Pippin—. ¡Lo más probable es que se estuviera
asfixiando y ya no se riera! En la mañana, la mañana de ayer, el agua se había
escurrido por todos los agujeros, y había una niebla espesa. Nosotros nos
refugiamos en el cuarto de los guardias y estábamos muertos de miedo. El lago
desbordó y se derramó a través del viejo túnel y el agua subía rápidamente por
las escaleras. Temíamos quedar atrapados en una cueva, lo mismo que los orcos;
pero en el fondo del depósito de vituallas descubrimos una escalera de caracol
que nos llevó al aire libre en lo alto de la arcada. No nos fue nada fácil salir de
allí, pues los pasadizos se habían agrietado, y más arriba las piedras los obstruían
en parte. Allí, sentados por encima de la inundación, vimos cómo Isengard se
hundía bajo las aguas. Los ents continuaron vertiendo más y más agua, hasta que
todos los fuegos se extinguieron y se anegaron todas las cavernas. Las nieblas
crecieron lentamente y se elevaron al fin en una enorme y vaporosa sombrilla
de nubes, quizá de una milla de altura. Al atardecer un gran arco iris apareció
sobre las colinas del este; y de pronto el sol en el ocaso quedó oculto detrás de
una llovizna espesa en las laderas de las montañas. Todo aquello sucedía en
medio de un gran silencio. Algunos lobos aullaban lúgubremente en la lejanía.
Por la noche, los ents detuvieron la inundación, y encauzaron de nuevo las aguas
del Isen, que volvió a su antiguo lecho. Y así terminó todo.
» Desde entonces las aguas han vuelto a bajar. Tiene que haber algún desagüe
en las cavernas subterráneas supongo. Si Saruman espía desde una ventana, verá
sólo desolación y caos. Merry y yo nos sentíamos muy solos. Ni siquiera un ent
con quien conversar en medio de toda esta ruina; y ninguna noticia. Pasamos la
noche allá arriba, en lo alto de la arcada, y hacía frío y estaba húmedo y no
pudimos dormir. Teníamos la impresión de que algo iba a ocurrir de un momento
a otro. Saruman sigue encerrado en su torre. Hubo un ruido en la noche como un
viento que subiera por el valle. Creo que fueron los ents y los ucornos que se
habían marchado y ahora regresaban; pero a dónde se han ido, no lo sé. Era una
mañana brumosa y húmeda cuando bajamos a echar una mirada, y no había
nadie. Y esto es más o menos todo lo que tengo que decir. Parece casi apacible,
ahora que ha quedado atrás. Y también más seguro, ya que Gandalf ha
regresado. ¡Al fin podré dormir!
Durante un momento todos callaron. Gimli volvió a llenar la pipa.
—Hay algo que me intriga —dijo, mientras la encendía con yesca y
pedernal—: Lengua de Serpiente. Tú le dijiste a Théoden que estaba con
Saruman. ¿Cómo llegó hasta Orthanc?
—Ah, sí, me había olvidado de él —dijo Pippin—. No llegó aquí hasta esta
mañana. Acabábamos de encender el fuego y de preparar el desayuno cuando