Page 660 - El Señor de los Anillos
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tengo prisa. En este momento pensaba en la Sombra Negra. Oí que gritabas:
« mensajero de Mordor» . ¿Qué era? ¿Qué podía hacer en Isengard?
—Era un Jinete Negro alado, un Nazgûl —respondió Gandalf—. Y hubiera
podido llevarte a la Torre Oscura.
—Pero no venía por mí ¿verdad que no? —dijo Pippin con voz trémula—.
Quiero decir, no sabía que yo…
—Claro que no —dijo Gandalf—. Hay doscientas leguas o más a vuelo de
pájaro desde Barad-dûr a Orthanc y hasta un Nazgûl necesitaría varias horas
para recorrer esa distancia. Pero sin duda Saruman escudriñó la piedra luego de
la huida de los Orcos y reveló así muchos pensamientos que quería mantener en
secreto. Un mensajero fue enviado entonces con la misión de averiguar en qué
anda Saruman. Y luego de lo sucedido esta noche, vendrá otro, y muy pronto, no
lo dudo. De esta manera Saruman quedará encerrado en el callejón sin salida en
que él mismo se ha metido. Sin un solo prisionero que enviar, sin una piedra que
le permita ver, y sin la posibilidad de satisfacer las exigencias del amo. Sauron
supondrá que pretende retener al prisionero y que rehúsa utilizar la piedra. De
nada servirá que Saruman le diga la verdad al mensajero. Pues aunque Isengard
ha sido destruida, Saruman sigue aún en Orthanc, sano y salvo. Y de todas
maneras aparecerá como un rebelde. Y sin embargo, si rechazó nuestra ayuda
fue para evitar eso mismo.
» Cómo se las arreglará para salir de este trance, no puedo imaginarlo. Creo
que todavía, mientras siga en Orthanc, tiene poder para resistir a los Nueve
Jinetes. Tal vez lo intente. Quizá trate de capturar al Nazgûl, o al menos matar a la
criatura en que cabalga por el cielo.
» Pero cuál será el desenlace y si para bien o para mal, no sabría decirlo. Es
posible que los pensamientos del enemigo lleguen confusos o tergiversados a
causa de la cólera de él contra Saruman. Quizá Sauron se entere de que yo
estuve allá en Orthanc al pie de la escalinata con los hobbits prendidos a los
faldones. Y que un heredero de Elendil, vivo, estaba también allí, a mi lado. Si
Lengua de Serpiente no se dejó engañar por la armadura de Rohan, se acordará
sin duda de Aragorn y del título que reivindicaba. Eso es lo que más temo. Así
pues, no hemos huido para alejarnos de un peligro sino para correr en busca de
otro mucho mayor. Cada paso de Sombragris te acerca más y más al País de las
Sombras, Peregrin Tuk.
Pippin no respondió, pero se arrebujó en la capa, como sacudido por un
escalofrío. La tierra gris corría veloz a sus pies.
—¡Mira! —dijo Gandalf—. Los valles del Folde Oeste se abren ante nosotros.
Aquí volveremos a tomar el camino del este. Aquella sombra oscura que se ve a
lo lejos es la embocadura del Valle del Bajo. De ese lado quedan Aglarond y las
Cavernas Centelleantes. No me preguntes a mí por esos sitios. Pregúntale a
Gimli, si volvéis a encontraros, y por primera vez tendrás una respuesta que te