Page 11 - Conscientes y atentos
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afrontar el sufrimiento sin dejarnos abrumar por él, ob-
servándolo con distancia inmersos en el amor de Dios.
La oración consciente nos permite ser receptivos con
todo el mundo porque nos negamos a ser aprisionados
por él. No tenemos miedo a perder nuestra seguridad,
porque estamos convencidos de que Jesús tomó nuestro
Muestra gratuita
lugar en la cruz para que nosotros podamos tomar su lu-
gar en el reino.
Con esta seguridad podemos irá al encuentro del pró-
jimo, sin etiquetarlo, sino amándole. Libres para ser servi-
dores porque ya no necesitamos ser servidos ni que el
juicio de los demás sea lo que nos defina.
Valorarnos a nosotros mismos, con nuestros defectos y
fallos, nos liberará para valorar a otros, viéndolos objeti-
vamente, pero con compasión, sin que nuestra percep-
ción se enmascare con nuestra propia inseguridad. Hon-
rar a Dios dentro de nosotros nos permitirá honrar a Dios
más allá de nosotros.
La meditación consciente libera en nosotros un espa-
cio lleno de Cristo. Somos el abismo que llama al abismo
(Sal 42,8) porque Cristo habita en nosotros. Cuando sea-
mos conscientes del infinito que hay fuera de nosotros,
nos daremos cuenta del que existe en el interior:
Para ver el mundo en un grano de arena
y el cielo en una flor silvestre,
mantén el infinito en la palma de tu mano
y la eternidad en una hora.
(William Blake, Augurios de inocencia)
Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.
(Teresa de Ávila)
Por tanto, os digo que, cuando oréis pidiendo algo,
creed que se os concederá, y os sucederá.
(Mc 11,24)
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