Page 6 - Innovar en educación
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8 INNOVAR EN EDUCACIÓN
te innovar en pedagogía” o que hay que “enseñar por competencias”. Sin
embargo, estas ideas un poco menos antiguas, ¿están fundamentadas? ¿Se
han sometido a evaluaciones rigurosas? ¿Han sido objeto de investigacio-
nes fehacientes? En caso afirmativo, ¿qué resultados se han obtenido? O
también, ¿estas ideas pedagógicas, ¿son eficaces?
Partiendo de todo lo anterior, el objetivo que me propongo en este senci-
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llo libro es doble: por un lado, verificar si estas “prácticas” o ideas generales,
tildadas de “innovadoras”, lo son realmente. De otro lado, evaluar si sirven
para que el profesorado enseñe mejor y los estudiantes aprendan mejor.
Para ello, consideraré cada una de las “innovaciones pedagógicas” y
trataré de rastrear rápidamente su historia e identificar qué argumentos
se despliegan para defenderla. En un segundo momento, las confrontaré
con el estado actual de las investigaciones científicas y analizaré algunas
experiencias y ejemplos.
De este modo, espero generar dudas y ofrecer a cada educador elemen-
tos suficientes para no dejarse deslumbrar por las certezas de los demás,
especialmente cuando estos no son profesores.
¿POR QUÉ HAY QUE INNOVAR EN PEDAGOGÍA?
La innovación pedagógica concierne a las formas de enseñar. Un do-
cente lleva a cabo una innovación pedagógica cuando concibe y pone en
práctica una forma de enseñar nueva, inédita. Puesto que la enseñanza es
una actividad conjunta que implica a un docente y a uno, o varios, alum-
nos, una forma de enseñar hace referencia a aquellas tareas implementa-
das por los profesores y a aquellas que los alumnos ponen en práctica,
dentro de una organización del tiempo, del espacio y de las relaciones.
La enseñanza parte de una paradoja difícil de resolver, que Ferdinand
Buisson formuló de manera magistral en 1911: “La escuela está hecha
para el hombre y no el hombre para la escuela”. Desde el parvulario a la
universidad, la enseñanza reposa sobre el ejercicio de una constricción es-
pacial y temporal. Para adquirir conocimientos académicos, tenemos que
acceder a someternos a dichas constricciones: mientras adquirimos esta
clase de conocimientos, no hacemos otras cosas ni estamos en otras partes.
Ahora bien, el ser humano es absolutamente capaz de aprender fue-
ra de la escuela. Según la concepción contemporánea del aprendizaje, el
aprendizaje es ubicuo; se llega a considerar que aprendemos a cada instante
de nuestra vida mientras estamos en vigilia. Es cierto que, apenas interac-
tuamos con nuestro entorno, aprendemos de él.
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