Page 8 - Aprendizaje-Servicio: Los retos de la evaluación
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Presentación 9
de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado en el que los
participantes se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el
objetivo de mejorarlo.
Metodología que lleva implementándose desde hace más de 50 años en
universidades norteamericanas y latinoamericanas, mientras que en nues-
tro país se incorporó apenas hace 20 años. A pesar del escaso tiempo que ha
transcurrido desde la implementación de esta metodología en la universidad,
los resultados son sumamente alentadores. La interacción teoría-práctica en
contextos reales es un logro indudable al posibilitar experiencias en las que
demuestran ser capaces de unirlas, de interactuar en contextos reales. La
implicación de los estudiantes es una exigencia, con lo que se fortalecen sus
aprendizajes tanto de competencias específicas como transversales de su titu-
lación, al hacer realidad un aprendizaje centrado en ellos. Y todo ello conlleva
la participación de la sociedad, transformándose en comunidades de aprendi-
zaje con conciencia cívica.
Pero en todo este proceso hay un punto al que todavía no le hemos dado
la atención que exige. En la producción científica sobre ApS encontramos re-
ferencias a su diseño, a experiencias desarrolladas con esta metodología, al
análisis de resultados de los aprendizajes de los estudiantes…, pero escasos
estudios y reflexión sobre la fase de la evaluación, clave en todo diseño meto-
dológico. Muestra gratuita
Con el objetivo de iniciar esta línea de investigación, reunimos en este libro
a un grupo de profesores universitarios expertos en ApS, de doce universida-
des del estado español, junto con la experiencia del Centro Latinoamericano
de Aprendizaje-Servicio Solidario, de Argentina, referente indudable en el di-
seño e implementación de esta metodología.
La evaluación es, sin duda, un tema complejo. Evaluar aprendizajes de
contenidos, de destrezas, pero también de competencias éticas y cívicas. Plan-
tear el tipo de resultados que esperamos: capacidad de resolver problemas,
atender situaciones, implicación activa en la comunidad. Ahora, ¿cómo pode-
mos evaluar los resultados del ApS? ¿Cómo evaluar el aprendizaje pretendido
en nuestros estudiantes? ¿Cómo valorar su impacto social? Tal como indican
Camilli, García y Galán en el primer capítulo, estamos ante una potente he-
rramienta para orientar el aprendizaje, detectar los puntos fuertes y débiles
de nuestros proyectos y programas y corregir los fallos o errores que encon-
tremos en el proceso y en los resultados, tomando decisiones para el cambio y
la mejora. Si queremos verificar la eficacia, la eficiencia y la funcionalidad de
cualquier programa educativo, es necesario que sea evaluado. La evaluación
es una fase transversal (no solo una más) a todo proyecto y proceso educativo.
Esta cuestión no la debemos obviar. Con este objetivo a lo largo de los once
capítulos que componen esta obra se revisan y exponen los criterios básicos
que debe atender tanto el proceso de evaluación de los aprendizajes, como los
proyectos, programas y acciones educativas. Tratar los criterios e indicadores,
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