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Se adolece de un orgullo, de una soberbia ridícula a nivel de civilización, que los científicos se creen realmente "la
culminación de la historia", la máxima Obra Divina o - para los materialistas- la culminación soberana de un proceso dado
por azar. Al punto de llamarse antropológicamente nuestra especie, Homo sapiens sapiens... Cuando en realidad ha
demostrado el hombre de este tiempo -más que cualquier otro anterior- ser en lo colectivo, el menos sapiens entre todas
las criaturas del mundo conocido. Cree el hombre moderno que las muletas tecnológicas que ha desarrollado son lo
máximo aunque las pague con el precio de la degradación del planeta, la esclavitud al sistema de mercado que las
auspicia y la pérdida gradual de sus funciones cerebrales y físicas), pero ni siquiera se da cuenta de las maravillas que nos
dejaron otros hombres anteriores. La medicina china, que hoy se está recuperando ha sido considerada brujería en oriente
y hasta Marco Polo tuvo que abstenerse de decir muchas de las cosas que descubrió, para no terminar en la hoguera. Sólo
el hecho de decir que en Oriente el cielo nocturno se veía diferente, le obligó a enfrentar un par de juicios eclesiásticos.
Disculpe el Lector que me aleje a veces del tema para recalcar el error intelectual y la pedantería de nuestra ciencia oficial,
pero es fundamental, para poder recibir el Legado Científico y Mágico de las Pirámides, quitarse de la mente lo que se nos
impone en la escuela y en la prensa sobre ellas y muchas otras cuestiones históricas.
Hasta he recibido mensajes (supuestamente de místicos) advirtiéndome de los "graves peligros" que significa para el
mundo el uso masivo de pirámides, ante la supuesta posibilidad de despertar antiguas maldiciones, energías telúricas que
pueden reaccionar "...como en el pasado, destruyendo a la civilización...". La destrucción de la civilización tiene otros
motivos bien claros, tanto la actual como las anteriores.
En fin, cosas de las más descabelladas, como si el peligro que pesa sobre nuestra civilización estuviera en las
pirámides, no en las armas y reactores nucleares, armas biológicas y climáticas (como el HAARP, una especie de cañón
de impulsos electromagnéticos que está causando estragos climáticos como nunca antes y efectos psicológicos distorsivos
en las poblaciones, especialmente en el Sur de USA). Si hay algo de temer no son las pirámides, sino la demencia de los
gobernantes de un sistema que tiene quince veces más capitales destinados a las armas que a la alimentación. La teoría -
expuesta de modo irresponsable e infundado-, sobre que las pirámides pudieran haber provocado en el pasado anomalías
en el magnetismo terrestre, hablan de lo poco coherentes que son algunos teóricos a la hora de sacar algunas cuentas
básicas y lo poco que se informan antes de elucubrar dichos conceptos. Si en realidad hubiesen sido utilizadas para
realizar modificaciones en el campo magnético de la Tierra, no sería para destruirlo o alterarlo, sino para normalizarlo o
estabilizarlo.
Cierto es que localmente, las Líneas de Hartmann (que forman el entramado magnético del planeta) se ven modificadas
como veremos en un capítulo a propósito más adelante. Pero la influencia sobre el magnetismo telúrico que puede tener la
Gran Pirámide es cientos de veces inferior a la que ejercen las explosiones nucleares, de las que el mundo ha padecido
más de dos mil experimentos, aparte de las dos que sufrió Japón. Los cambios en el paisaje producidos por el hombre
actual son mucho más grandes y significativos, afectando no sólo a lo magnético, sino a todo el orden ecológico y
climático. Para poder entregar colectivamente el Legado de las Pirámides, tenemos la misma lucha que Nicolas Tesla y
otros tuvieron respecto a la electricidad, considerada demoníaca por muchos clérigos, causante de la destrucción del
mundo por muchos científicos oficiales del siglo XIX... Con la diferencia que las pirámides curan y aún usándolas mal, no
matarían a nadie. Volviendo al fondo de la cuestión extraterrestre, no veo por qué hemos de suponer que este
extraordinario legado haya sido dejado por gente de otro mundo. Sabemos del pasado de nuestro propio planeta tan poco
como de los otros, pero al menos aquí tenemos sobradas pruebas de civilizaciones avanzadas. Que hayan usado naves
voladoras, trajes de astronauta y altas tecnologías, no indica que fuesen extraterrestres. Los alienígenas ciertamente
registrados en el pasado, no parecen haber sido constructores... Y los dogones lo saben muy bien. No obstante, hasta la
teoría extraterrestre tiene más fundamento que las oficiales.
Sabemos que los pueblos constructores de pirámides han desaparecido, y parece más fácil explicar que hicieron las
pirámides para alguna razón y luego se volvieron a su casa. Demasiados enigmas, demasiadas preguntas sin respuestas
como para considerarse como teoría. En todo caso, aunque no es absurda, es una posibilidad tan remota como los
planetas que queramos imaginar ¿Por qué no pensar en que antes de que existieran nuestros ancestros más o menos
conocidos, existieron otros hombres, otras civilizaciones que pudieron llegar a un desarrollo científico mayor que el nuestro
actual?. Pues esa posibilidad no carece de pruebas. Se han encontrado "objetos imposibles" en muchos sitios del mundo,
elementos anacrónicos con las teorías oficiales que quedan por el suelo. Para poner algunos pocos ejemplos menores,
porque las pirámides son el máximo exponente de aquellos avances, veamos lo siguiente:
ALGUNOS OBJETOS ANACRÓNICOS (OOPART- Acrónimo del inglés: "out of place artifact" u "objeto fuera de
lugar")
1) Un cráneo de uro (una especie de bisonte extinguido) hallado cerca de río Liena, en Rusia, fue atravesado hace más
de ocho mil años por un proyectil que analizado por expertos en balística, debió llevar una velocidad similar a la bala de un
fusil Mauser. Imposible de realizar tal disparo con un arma de menor potencia. El animal, según los forenses, siguió
viviendo un tiempo con esa perforación. La herida era absolutamente limpia. Está en el Museo de Paleontología de Moscú
(adscrito al Paleontological Institute of Russian Academy of Sciencies 117868- Moscow, Profsoyuznaya st., 123)