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8) Las heridas se curan rápidamente y se evitan infecciones. He comprobado en mi propio cuerpo esta maravilla de efectos
cicatrizantes, antirreumáticos, antiinflamatorios y a la vez bacteriostáticos. Actualmente los terapeutas reducen el tiempo
de soldadura de huesos, que en algunos casos ha llegado a ser de la mitad. Pero combinando pirámide y antipirámide, se
consiguen tiempos mucho menores aún.
9) Los huevos colocados en la pirámide se secan en vez de pudrirse. Evidentemente se trata del mismo efecto de
deshidratación que opera en cualquier otra materia, pero resulta que esos huevos secos pueden comerse y tienen un
gusto especialmente agradable.
10) El experimento de las cuchillas de afeitar, que proporcionó a Drbal la venta de más de un millón de pequeñas
pirámides en Rusia, Polonia, Alemania, Holanda, Hungría y Grecia, fue algo muy bienaprovechado, primero por mi padre y
luego por mí.
Descubrimos que las cuchillas cuyo filo tiende a lastimar, dejaban de producir cortes. Una observación al microscopio
demostró que los filos que lastiman la piel al rasurar, tienen la última línea de cristales del acero (triangulares) con sus
puntas alternando en unos 25 grados, formando así una dentadura, mientras que un filo bueno forma una sola línea.
En la pirámide los cristales se acomodan óptimamente, ya sea que la cuchilla nueva venga con filo dentado
microscópicamente, o que se haya desafilado con el uso. Una cuchilla normal suele durar más de cien afeitadas. Una
cuchilla de acero bueno, más de doscientas. Lo que se hace es colocarla siempre luego de usarla, con el filo orientado de
Norte a Sur, en el centro de la pirámide, a una tercera parte de la altura.
Lo que descubrimos en aquel año de 1984, cuando comencé la investigación científica a fondo, fue que los cristales del
acero se acomodan porque el campo magnético piramidal elimina el agua y los gases de los intersticios intermoleculares
en cualquier material, a la vez que aumenta la tensioactividad molecular de los componentes del acero. Con los filos de
instrumentos muy gruesos (cuchillos etc.) no conseguía los resultados deseados, pero esto se debía a que usaba
pirámides muy débiles y pequeñas, en relación a la masa metálica a tratar. Aumentando la densidad de la pirámide, es
posible tratar metales más grandes que la hoja de afeitar. En una Piramicama, por ejemplo, la cantidad de metal a tratar,
sin pérdida considerable de efectos para los demás usos, sería de entre 300 y 500 gramos. De todos modos, no es
habitual tratar chuchillos y otros objetos en la pirámide, pero sí que algunas personas tratan piezas delicadas de cobre,
bronce, oro y plata, a las que desean borrar la pátina de óxido y hacer más duradero el brillo. El proceso es lento, de
semanas o meses, pero los resultados son excelentes. Aclararé más en otro capítulo.
INVESTIGACIONES MÁS AVANZADAS
En 1981 entré a formar parte de un grupo científico civil, perteneciente al Ejército Argentino, dependiente de Inteligencia
Militar. Allí había un par de personas - militares- que sabían sobre pirámides algo que yo no había explorado por
considerarlo poco objetivo y producto de las fantasías de los místicos. Los experimentos, que trataban sobre psiónica y
psicotrónica (control mental a distancia en ambos casos, pero sin y con tecnología electrónica respectivamente),
necesitaban del uso de pirámides para dos funciones:
a) Regular la actividad cerebral del emisor, manteniendo el cuerpo relajado y el cerebro produciendo establemente ondas
alfa, y...
b) Emitir las ondas cerebrales amplificadas, como portadoras de ideas, mediante un potente equipo de radio, pero con una
antena con un campo magnético capaz de filtrar las ondas cerebrales sin restar potencia a la emisión ni bajar la frecuencia,
ni alterar el contenido de la onda.
Como el Lector comprenderá, estábamos haciendo cosas que el público sólo conoce por medio de literatura y películas de
ciencia ficción, pero que son bien conocidas en ciertos círculos de poder tecnocrático. Para más dato, nuestros
experimentos se basaron en informes recogidos por el servicio de inteligencia militar, mediante filtraciones, sobre los
experimentos realizados masivamente en Estados Unidos desde 1970, para producir la gran psicosis de "abducciones
extraterrestres". Estas son -sin descartar la posibilidad de algunos casos aislados de verdadera abducción-, sueños
inducidos por personal muy bien entrenado en las técnicas de autocontrol mental, para luego producir control mental a
distancia.
A veces se ha hecho eso para luego -en estado de shock- colocar microchips a las víctimas. Y para esto se usan potentes
emisores psicotrónicos instalados en las cercanías de la casa de la víctima. Años más tarde, me encontraría con un caso
concreto que me permitió verificar los informes. En otras palabras, telepatía pura y dura, como la que todos podríamos
tener si no fuese que nuestra radioemisora personal (la glándula pineal) está atrofiada en casi toda la humanidad y apenas
emite con un par de microvoltios de potencia. No me referiré a aquellos experimentos en detalle, porque no es tema de
este libro. Sólo cabe acotar lo relativo a las pirámides; fabricamos dos: Una para la antena, actuando como armonizadora
de la onda y otra para que el emisor pudiera permanecer en su interior con todo el equipo de bio-feed back,aprovechando
sus cualidades de relajante muscular y estabilizadora de la actividad cerebral. Nunca conseguí que los ingenieros físicos