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Ir al Museo de El Cairo y ver las herramientas de la IV Dinastía, casi me hace desmayar de risa y un ingeniero que nos
           acompañaba –propietario de canteras donde trabajan inmensas piedras- nos explicó con lujo de detalles la imposibilidad
           de  construir  ni  siquiera  la  más  pequeña  de  las  pirámides  con  esos  instrumentos.  Averiguar  quiénes  construyeron  las
           pirámides bajo el punto de vista de la historia conocida, me suponía aprender todo sobre jeroglíficos, estudiar la historia
           egipcia a fondo y dedicar una vida a todo ello. Pero igual -pensaba yo- los eruditos que leen jeroglíficos no parecen haber
           descubierto mucho, porque escriben barbaridades y absurdos a montones. En cambio, averiguar por qué y para qué las
           hicieron, podía descubrirse -según suponía en menos tiempo y quizá con menos esfuerzo.

               Pero además, me parecía de una mayor utilidad saber los usos de esas obras que intuía como "aparatos", que la historia
           de los constructores. En lo que me equivoqué fue en lo del tiempo y el esfuerzo. No fue nada fácil, ni barato, pero sí que
           valió las penurias. Y tanto que por lo logrado, no me importaría hacer de nuevo el mismo sacrificio si fuese necesario para
           tener el mismo éxito en cualquier investigación. En 1984 llevaba ya diez años de experimentos y sabía manejar muchos de
           los efectos en pequeña escala, pero aún me sabía demasiado lejos del fondo de la cuestión. Había comprobado, como
           muchos otros investigadores, que la pirámide puede:
               1)  Deshidratar  cualquier  materia,  viva  o  muerta.  Mientras  los  seres  vivos  nos  hidratamos,  las  moléculas  del  agua
           corporal se van reestructurando. Hay unos pocos físicos teóricos que niegan este efecto, ya porque trabajan para intereses
           determinados o bien por no haber hecho ni el más elemental experimento.
               2)  Mientras  que  la  materia  muerta  no  se  pudre,  la  materia  viva  mejora  sus  condiciones  y  la  deshidratación  no  es
           problema, puesto que los seres vivos beben agua. Mis plantas crecían entre un 10 y un 30 por ciento más que las plantas
           testigo. Las plantas casi secas, enfermas o desvitalizadas, se recuperaban en la casi totalidad de los casos, superando
           casi siempre a las plantas normales que quedaban fuera de la pirámide. Al mismo momento de escribir este libro, tres
           meses después de la época de floración de tomates,  tenemos (mi esposa y yo) cuatro plantas que estaban "muertas"
           dando una docena de frutos y llenas de flores. Nota: Casi un mes después, un total de 43 frutos.
               3) No hay infecciones radiculares en las plantas ni podredumbre en otras materias, sin embargo las plantas absorben
           bien su alimento.
               4) Jamás las moscas desovan en las muestras expuestas en las pirámides. Con ello quedaba medianamente probada
           una propiedad antibacteriana, que más tarde comprobaría con más detalle y también el instinto de las moscas, que saben
           donde no pueden prosperar sus larvas saprófitas.
               5) Los animales se regeneran en la pirámide y aunque no fueron muchos los experimentos al respecto, fueron todos
           exitosos.  Desde  curar  algunas  abejas  hasta  comprobar  que  preferían  recoger  el  polen  de  las  flores  que  tenía  en  las
           macetas de las pirámides.
               6) El poder germinativo de las semillas aumenta si las trata unas semanas en la pirámide, (generalmente usaba toda
           clase  de  hortalizas),  pero  más  impresionante  fue  dejar  por  algo  más  de  cinco  años  semillas  de  zanahoria  y  ésta
           permanecer potentes a la hora de sembrarlas, dando una producción del 98 %, cuando su latencia de poder germinativo
           habitual no pasa de tres años.































           7) La leche no se pudre pero se corta y se recompone, quedando como cuajada, para volver a su estado normal unos días
           después,  y  repitiendo  el  ciclo  con  tiempos  variables  según  varios  factores,  como  temperatura,  presión  atmosférica,
           humedad ambiente y características de la pirámide. A medida que los ciclos se repiten, se van alargando. La tendencia
           progresiva es -a causa de la deshidratación- la formación de un requesón muy especial, que debiera motivar el interés de
           los elaboradores de productos lácteos. Estos efectos pueden variar según también las características de las muestras.
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