Page 10 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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Ese deseo logrará que ese sujeto se mueva a través de las fantasías, es decir del fantasma, en cuanto marcado
por el efecto de la palabra, nos dice Lacan en 1958, en calidad de ese sujeto tachado, tachado por la palabra,
que intenta, debe, puede encontrar la respuesta, pero no la encuentra, ya que encuentra un vacío, un hueco en
el Otro. Es ahí cuando el sujeto da cuenta que está embarcado en la relación imaginaria con el otro, es entonces
cuando la persona se plantea la interrogante acerca de lo que es él verdaderamente, acerca de lo que él quiere
verdaderamente, a través de esto surge el fantasma, como oposición entre sujeto tachado y a minúscula, a lo
que refiere es entre ese sujeto atravesado por la palabra y ese objeto de deseo que ―me acercara realmente a lo
que de verdad quiero‖ ante la carencia de significante que responda por su lugar de sujeto a nivel del gran
Otro.
Llegar a ese lugar no es cosa fácil, ya que el deseo se presenta ante todo como un trastorno, que tormenta al
hombre y trastoca esa relación imaginaria con el otro que resulta contraria a ella, este se organiza como un
discurso y se desarrolla en lo insensato, eso es el inconsciente y eso nos designa como sujetos el índice del de-
seo, de manera que solo podremos acercarnos a él a través de la clínica psicoanalítica.
Esto pensado en que el psicoanálisis es ese lugar que posibilita no pensarse y ser, como diría Lacan ―yo pienso
donde no soy. Yo soy donde no pienso‖ porque ya en el momento en el que pienso ya no eres si no en el plano
de la ficción de ti mismo, del lado de lo imaginario de lo construido razonablemente, no de lo simbólico, donde
implica ser desde la búsqueda de ese deseo interno, ese que contradice al método de cada persona, me gusta
pensarlo así, cada persona ha construido un método imaginariamente con el cual lo ayuda a ―vivir‖ o a
desvivirse, este método lleva un discurso, un discurso bien anclado que busca fundamentalmente el bien, de
suerte tal que los errores y las aberraciones de su deseo solo pueden promoverse en experiencia a título de
accidentes.
Entonces como sujeto entendemos que es todo aquel
atravesado por la palabra, el que cumple la función de
analista también es sujeto y sujeto deseante,
¿Qué de su deseo lo lleva hasta ese lugar?
Y cómo se lidia con ese deseo es lo interesante.
El analista debe cuestionar su propio lugar, como sujeto,
sujeto a su propio deseo ¿que lo lleva a interesarse en el
psicoanálisis? y que ¿lo lleva al análisis mismo? porque es
necesario que se enfrente con su propio discurso, su propia
historia y que alguien más pueda escucharlo y regresarle lo
dicho de su sufrir, así pueda conocer la responsabilidad que
lleva su palabra, y pueda posicionarse de distinta forma.
Así también la responsabilidad que conlleva la clínica, no se
es psicoanalista para dar consejos, para decir que hacer y
qué no hacer, ni para estar en posiciones paternalistas.
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