Page 9 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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Entonces  el  psicoanálisis  escucha,  lee  y  habla  del  sujeto,  sujeto
      amarrado a lo simbólico, sujeto que no se sabe de él hasta que la
      persona habla a través del cuerpo, del síntoma, de los sueños, de

      los lapsus, de los actos, no del lenguaje común pero si a partir del
      lenguaje. De manera que ¿Sujeto de qué y a qué? Del inconsciente,
      al  discurso.  En  primera  instancia  al  discurso  de  la  madre,  y  en
      segunda si la madre lo permite al de la cultura, a los demás. Hay
      un momento crucial el  cual es  el corte entre la madre e hijo,  es

      cuando el sujeto ya perdió, le hace falta ―algo‖ en ese instante y
      para  siempre,  el  lenguaje  es  el  que  inscribe  la  diferencia  con  el
      otro,  esto  sucede  en  la  primera  infancia,  la  manera  en  cómo  se
      inscriba  esta  diferencia  marcará  estructuralmente  el  aparato
      psíquico de la persona, puesto que deja de ser una bola de carne y

      hueso, a una persona que se le da un lugar y un nombre propio,
      donde se inscribirá en lo inconsciente un mundo de significantes,
      se formará una cadena principal que construirá a partir de eso un estructura que definirá a la persona , pero
      esto se sabe a partir ¿de qué? De la clínica.

             ¿Qué  es  la  clínica?  la clínica es de los que narran, los que se encuentran sujetados, jodidos de todo

      ese lenguaje cargado de historias y familias (de ese gran Otro) llegan al espacio analítico cuando se rompió
      ―ALGO‖, notan que puede ser interno o que algo externo los aplasta, cuando su estructura les pesa, o se rompe,

      llegan  a  un  lugar  de  auxilio  al  espacio  analítico  a  ser  escuchado,  llegan  como  persona  víctima  de  las
      circunstancias y de los demás, llegan a poder resolver o  a que le ―solucionen‖ el lío en el que están metidos, hay
      algo  causante  del  orden  inconsciente  que  está  teniendo  efectos,  quizás  ese  auxilio  es  que  por  fin  se  estén
      acercando a conocer su deseo, en primera para ellos mismos y en segunda en re-conocerse en una realidad

      meramente extraña, indeseada para el yo principalmente, no para lo inconsciente.

      De manera que el discurso narrado por el analizante siempre será del orden de lo subjetivo, de lo cuestionado,
      de lo conflictivo, por esto no es fácil plasmar en teoría la realidad psíquica, porque la persona no va a análisis a
      saber en qué etapa de su desarrollo hubo una falla, no es del orden desarrollista ni cognitivo, porque el caso y lo
      interesante es que siempre falla e ir a la falla no requiere de manuales, requiere de construcciones simbólicas y

      no del analista, sino del analizante porque cada persona tiene una historia distinta, sufrimientos que no serán
      por las mismas causas que otra persona, es totalmente singular.

      El conflicto principal psíquico es el yo con el sujeto tachado, ese yo que es necesario que se construya
      de  primer  momento  y  es  a  través  de  una  imagen  inscrita  por  el  deseo  de  la  madre  y  se  va

      construyendo por las vivencias representadas en imágenes y por las percepciones que se inscribirán
      en  el  sujeto  a  través  de  los  registros  imaginario,  simbólico  y  real.  Todas  estas  representaciones,
      identificaciones, vivencias que se construyen sobre el yo, comienzan a construirse en el orden de la

      ficción, de lo imaginario,  de manera que se es sujeto de su propia imagen, sujeto de la imagen de su

      semejante y sujeto al deseo de la madre.




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