Page 107 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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Es así que la parrhesía está vinculada con la develación de lo que nosotros somos, en nuestra naturaleza nuda y
evidente, pero es también un riesgo y un arte, ya que realiza cierta forma de la estética de la existencia, que
consiste precisamente en la vinculación que toma la forma de un acto valeroso. De ahí que la parrhesía
implique el coraje de decir la verdad. Así Foucault define a la parrhesía de la siguiente manera:
Es el coraje de la verdad en el que habla y corre el riesgo de decir, a pesar de todo, toda la verdad que
piensa; pero es también el coraje del interlocutor que acepta recibir como verdadera la verdad hiriente
que escucha .
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Este coraje conlleva entonces el riesgo para la propia vida, tal como sucedió con Platón en la aventura
infortunada con Dioniosio de Siracusa, que narra con detalle en la Carta VII, y que Foucault analiza en la clase
del 12 de enero de 1983 . Platón el parresiasta en su decir verdadero (parrhesía) es condenado a muerte y sólo
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salvado por Dión quien, desobedeciendo órdenes expresas, lo vende como esclavo.
Aparece así una figura emblemática de lo que debe ser el parresiasta: el que ―pone en juego el discurso veraz de
lo que los griegos llamaban ethos‖ .
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Michel Foucault muestra como en Platón se entrelaza el arte de la existencia y el discurso verdadero, la
existencia bella y la vida verdadera, la vida en la verdad y para la verdad. Por su parte, Sócrates representa el
momento en el que la exigencia del decir verdadero y el principio de la belleza de la existencia .
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La parrhesía es la decisión del hombre por revelar la verdad y la mejor forma de expresarla es a través del arte
en sus más diversas manifestaciones, a lo cual, el filósofo parisino enuncia: ―Hay parrhesía cuando el decir
verdad se dice en tales condiciones que el hecho de decir la verdad y de haberla dicho, pueden o deben
desencadenar consecuencias costosas para aquellos que la dicen‖ .
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En ―El Gobierno de sí y de los otros‖, Foucault dedica un análisis al ―Ion‖ de Eurípides y señala que, si bien, el
término parrhesía solía aplicarse a la libertad de los individuos para tomar la palabra en el espacio público, en
la polis, Eurípides muestra cómo la parrhesía es parte intrínseca del individuo. La obra de Eurípides, entonces,
puede ser leída como una tragedia del decir verdadero .
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En este análisis cabe distinguir la parrhesía política vinculada al ―privilegio estatutario, ligado al nacimiento,
consistente en una forma determinada de ejercer el poder por el decir, y por el decir veraz‖; una parrhesía
judicial ―ligada a una situación de injusticia‖; y la parrhesía moral, ―consistente en confesar la falta que pesa
sobre la conciencia, y confesarla a quien puede guiarnos y ayudarnos a salir de la desesperación y el
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sentimiento que tenemos de nuestra propia falta‖ .
Hay en los dos últimos cursos de Foucault una vuelta al tema crucial del olvido del ser, planteada en una nueva
clave ontológica, más cercana a Lévinas que a Heidegger. No se trata de regresar a los griegos para desentrañar
etimologías que den cuenta de las dimensiones del ser ahí, sino de recuperar el sentido de la filosofía primera, de la
auténtica ontología como ética y volver a la pregunta fundamental que la ontología debe plantearse desde el inicio: quién
es el ser que somos nosotros.
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24.- CASTRO, Edgardo. Diccionario Foucault. p. 288.
25.- FOUCAULT, Michel. El gobierno de sí y de los otros. p. 165 ss.
26.- FOUCAULT, Michel., El coraje de la verdad. p. 41.
27.- FOUCAULT, Michel. El coraje de la verdad… p. 150.
28.- FOUCAULT, Michel. El Gobierno de sí y de los otros. p. 56.
29.- Ibid. p. 105.
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