Page 46 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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Podríamos tomar por antonomasia al usualmente
referido y apabullado DSM o al CIE, en cualquiera
de sus distintos desarrollos, que en sus respectivos
nichos reservados para las llamadas enfermedades
mentales, manifiestan la intención de emular un
mismo objeto y método de investigación que el que
construye la medicina u otra ciencia de la cual
sostenerse para otorgarse legitimidad, ¿no nos dejan
entrever que a la existencia de un agente patógeno,
habría que erradicarlo en favor del bienestar del
padeciente? Si bien, este término está en desuso,
apela a la idea principal del agente que soporta una
pasión. De seguir las proporciones de un
compromiso mesiánico como éste, debería haberse
cuidado el mismo psicoanálisis o para dar una
impresión de exactitud, cierta práctica y desarrollo
supuesto de él, cuando comenzó a pulular el conjuro
―el yo tiene que desalojar al ello‖ tal como lo
problematiza Lacan y que incluso lo denuncia como
una ―porquería de traducción‖ (Lacan, SEMINARIO 11: LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL
PSICOANÁLISIS 1990).
Tomemos el ejemplo del DSM, que de entre las mejores características de las que podría ser deudor de los
alienistas, toma la distinción entre lo saludable y lo que no -recordemos que los alienistas sugerían distinguir
los delirios saludables y los que no los eran, para eso existe una pequeña simulación en el DSM 4, que se aplica
como mantra, el malestar clínicamente significativo, que apela supuestamente a la subjetividad del paciente
¿Cómo es entendida esta subjetividad, acaso no simplifica la construcción de la realidad, en base a una ingenua
distinción percepción-hecho o en última instancia vela el asunto a manera de considerar lo concerniente a la
subjetividad en una dualidad de virtud-vicio, generando una falsa elección para el padeciente entre un bien que
le conviene por representar menos malestar? Habría que detenerse a cuestionar ¿qué diferenciaría esa
subjetividad de la que se aborda en la propuesta psicoanalítica? Ya que como podemos apreciarlo, no somos
dueños del monopolio de la subjetividad, hay alusiones a ella desde otros discursos, así como del inconsciente -
por ejemplificar, pudiera verse el trato de la psicoterapia Gestalt, por ejemplo, en lo que concierne al método al
abordar la interpretación de los sueños, se sugiere usar tres elementos del discurso del usuario y abundar en las
significaciones para generar una coherencia y consistencia imaginaria, adheridos por supuesto a la supremacía
del Yo, jerarca responsable, como prescripción clínica.
Aquí se gestan otra clase de problemas ¿Habría que celebrar que se hayan tomado de incluir en la fórmula del
diagnóstico al paciente? ¿Realmente se le escucha o solo se le da entre un abanico de respuestas en las que solo
cabe la visión del experto diagnosta? ¿Qué es lo que se escucha y desde dónde? Al paciente solo se le escucha
en calidad de que se adopte el molde que se le prescribe, en mi formación como psicólogo varias veces los
inexpertos alumnos preguntábamos a nuestros profesores si se daban cuenta que en las descripciones del DSM
4, por ejemplificar, ¿no éramos susceptibles de identificarnos cualquiera de nosotros, prác-
ticamente con cualquier categoría? a lo que después de un silencio casi sepulcral o una explosión de
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