Page 50 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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La exposición, espero deje ver, que fue precisamente el desarrollo que se llevó a cabo -en mi intervención-
dentro de los horizontes del mismo amago freudiano, -traicionando su espíritu- lo que llevo mi participación a
un callejón sin salida.
¿No se diría que de esta desdicha fueron víctimas los traidores que
quedaron entrampados en la lógica del gesto freudiano, a manera de
oponerse o mejorar el psicoanálisis?
Que se tome como ejemplo las ―otras dos grandes fuerzas de la psicología‖, ya sea el conductismo, el
humanismo -permanecen en su mismo horizonte porque o tratan de recubrir lo que faltó, más cientificidad,
más objetividad o más subjetividad, (a propósito de ciertas construcciones freudianas que suscitan críticas por
los humanistas) ya que no se deja escuchar la voluntad, la intencionalidad, si le das más peso a las formaciones
del inconsciente, por lo tanto se busca dentro de la lógica humanista privilegiar la significación en última
instancia- y su descendencia abiertamente bastarda o incestuosa, ignorando que el espíritu, la actitud, hacia el
gesto freudiano, es a lo que se apunta, ¿es un no la repetición? Es un no a cierta clase de repetición, podríamos
usar la dialéctica que establece en su obra, EN DEFENSA DE LAS CAUSAS PERDIDAS, Žižek, acerca de lo
Nuevo y su relación con la repetición (Žižek 2011), si bien lo enmarca en relación a Kant y Habermas, la
emancipación universal y la realidad del comercio y Heidegger, podríamos tomar prestada su idea y cuestionar
si nos alcanza para preguntarnos, ¿acaso no hay que cuidarnos de lo Nuevo en cuanto a cómo entra al dominio
del psicoanálisis? No se trata de una nostalgia al pasado, hay que tener cuidado con el señuelo de la novedad,
¿es un no a la repetición? Es un no a la repetición de la letra, es la repetición del espíritu a lo que se apuesta,
¿no se extraviaron por una repetición sin la dimensión del espíritu, los post freudianos -que ya se dejaba
entrever en Freud, al menos para Lacan, al gesto de no continuar su andar en el mismo rodeo, propuesto por
los diferentes colectivos de los que se hizo separar por su fidelidad al espíritu de Freud, por como situaban al
psicoanálisis, los que detentaban saber y poder de él? ¿Acaso no siendo fieles a la letra, los mismos
psicoanalistas, en los posteriores desarrollos de Freud que, precisamente al ser
considerados como desarrollos sobre un desarrollo, entendieron que se dirigía la
apuesta a fortalecer al Yo, a un área libre de conflictos, etc.? Esa es una traición al espíritu
freudiano.
En mi caso, fue la traición a la letra humanista, acerca de cómo considerar lo que realmente quiere una
persona, lo que me acercó a repensar ese ―lo que realmente quiere‖ y someterlo a juicio desde el psicoanálisis
lacaniano, creo que de igual forma habría que volver a llevar a cabo este gesto dentro de la comunidad de los
que nos acercamos al psicoanálisis, ya que podemos sostener que existen de traiciones a traiciones, paralizando
momentáneamente todo este rodeo, habría que preguntarnos:¿En dónde ha radicado nuestra fidelidad a
Freud, a Lacan? ¿Hemos sido leales al espíritu freudiano o a su letra? ¿Qué necesitamos para mantener nuestra
fidelidad al gesto de Freud, mediante la fidelidad al espíritu y qué es lo estamos haciendo para repetir esa
traición lacaniana? Ya sea con nuestros escritos, nuestra práctica clínica, nuestras investigaciones, sin afán de
seccionarlas, y en general a lo que nos remita al psicoanálisis ¿estamos siendo fieles al espíritu, traicionando la
letra o fieles a la letra, traicionando el espíritu freudiano?
¿Repetimos la letra o el espíritu freudiano?
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