Page 41 - Diálogos Psicoanálisis Número 1
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que presenta algunas características, pero de manera distinta, como si fuesen una misma entidad nosológica.
El espectro entonces puede albergar a una gran cantidad de casos, funcionando como una manera de clasificar
sin clasificar del todo. Por esta razón es importante analizar cómo es que se construye el síndrome
y se lleva a cabo el diagnóstico.
El Síndrome de Asperger, considerado una de las
condiciones del espectro con mayor funcionalidad,
representa uno de los retos en las clínicas y centros
de salud especializados en el diagnóstico por la
cantidad de niños referidos de las escuelas o de
otros centros. El problema que se presenta es que
no hay forma de hacer el diagnóstico más que de
manera empírica, reduciendo la clínica a lo
descriptivo, aspecto que resulta sumamente
delicado y merece ser cuestionado. A pesar de no
haber marcadores de ningún tipo, el consenso
científico parece estar inclinado específicamente por
lo neurológico. Pero resulta significativo posturas
teóricas como las de Hobson (Hobson, 2006), que a pesar de las alteraciones neurológicas que se puedan
encontrar, ―el único instrumento de medida para detectar el contacto interpersonal es una sensación subjetiva
de ‗ser humano‘‖. Por lo tanto, la clasificación, que pretende basarse en los datos duros, estadísticos, es muchas
veces cuestionable, pues las herramientas que se utilizan para el diagnostico no son específicas para el
síndrome y las pocas específicas son únicamente descriptivas, a diferencia, por ejemplo, del Síndrome de Down
que tiene bases genéticas demostrables, pertenecientes exclusivamente a esta condición.
En su tesis doctoral de 1943 para la facultad de medicina de la Universidad de Viena “Die „Autistischen Psyco-
pathen‟ im Kindersalter (Asperger, 1943), el pediatra austriaco Hans Aspeger describe, con cuatro casos, el
cuadro que podría traducirse como Psicopatía Autística -o autista- en la Infancia. A pesar de ser
contemporáneo de la publicación de Leo Kanner sobre las perturbaciones del autismo infantil, no fue
mundialmente reconocido sino hasta el redescubrimiento y traducción hecha por Lorna Wing en 1981 (Wing,
1981). Wing hace referencia a la malinterpretación del termino psycopathen, que refiere a cierta anormalidad
en la personalidad, por el uso cotidiano que lo asemeja a la sociopatía, nombrándolo así, de manera más
neutral, Síndrome de Asperger. Los casos relatados en los estudios realizados previamente incluían similitudes
diagnósticas, sin embargo, no se hacía mención de un síndrome como tal. Desde entonces se han realizado
esfuerzos por homogeneizar la descripción, la clasificación y el diagnóstico diferencial. La principal de las
dificultades que se presentan en el análisis es la falta de traducción del texto original, por lo que la mayoría de
los textos se basan en el trabajo de Wing y Atwood (Atwood, 2002), que dan pie a los diferentes criterios
diagnósticos que se utilizan a nivel mundial, principalmente con el CIE-X y el DSM-V.
Formado como médico general con especialización en pediatría en la Clínica Pediátrica Universitaria en Viena
y su especial interés por la Pedagogía Curativa, crea una estrategia que combina diferentes posturas teóricas y
técnicas de educación especial integrándolas a la medicina, con un equipo multidisciplinario conformado por
enfermería, psiquiatría, educadores y terapeutas; partiendo de la posibilidad de adaptación mediante una
intervención psicopedagógica, sin importar las dificultades que los casos observados presentaban.
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