Page 52 - Dune
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—¿El planeta prisión del Emperador? No.
—¿Y si fuera algo más que un planeta prisión, Paul? Hay una pregunta que nunca
te has hecho con respecto al Cuerpo Imperial de los Sardaukar: ¿de dónde vienen?
—¿Del planeta prisión?
—Vienen de alguna parte.
—Pero las reclutas que efectúa el Emperador…
—Esto es lo que quieren hacer creer: que los Sardaukar son tan sólo gentes
reclutadas por el Emperador y magníficamente entrenadas desde muy jóvenes.
Ocasionalmente se oyen murmuraciones acerca de los cuadros de entrenamiento del
Emperador, pero el equilibrio de nuestra civilización ha permanecido siempre igual:
las fuerzas militares de las Grandes Casas del Landsraad por un lado, los Sardaukar y
las fuerzas de recluta por el otro. Y las fuerzas de recluta, Paul. Los Sardaukar siguen
siendo siempre los Sardaukar.
—¡Pero todos los informes acerca de Salusa Secundus dicen que S.S. es un
mundo infernal!
—Indudablemente. Pero, si tú tuvieras que crear una raza de hombres fuertes,
duros y feroces, ¿qué condiciones ambientales les impondrías?
—¿Cómo es posible asegurar la lealtad de unos hombres como esos?
—Existen medios infalibles: jugar con la convicción de su propia superioridad, la
mística de la secta secreta, el espíritu de las penalidades sufridas en común. Puede
hacerse. Ha funcionado en muchos mundos y en muchas épocas.
Paul asintió, sin dejar de observar el rostro de su padre. Intuía que iba a seguir
alguna revelación.
—Considera Arrakis —dijo el Duque—. A excepción de las ciudades y los
poblados de guarnición, es un mundo tan terrible como Salusa Secundus.
Los ojos de Paul se desorbitaron.
—¿Los Fremen?
—Disponemos allí de una fuerza potencial tan importante y mortífera como los
Sardaukar. Se necesitará mucha paciencia para adiestrarla en secreto y mucho dinero
para equiparla eficazmente. Pero los Fremen están ahí… y también la especia, con
toda la riqueza que supone. ¿Comprendes ahora por qué vamos a Arrakis, aún
sabiendo la trampa que representa?
—¿Acaso los Harkonnen no saben nada acerca de los Fremen?
—Los Harkonnen desprecian a los Fremen, los cazan por deporte, nunca se han
preocupado de censarlos. Conocemos bien la política de los Harkonnen con respecto
a las poblaciones planetarias: mantenerlas con el mínimo costo posible. —La trama
metálica que formaba el símbolo del halcón en su pecho destelló cuando el Duque
cambió de posición—. ¿Comprendes?
—Vamos a negociar con los Fremen —dijo Paul.
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