Page 14 - La Pluma, y el Papel Femenino
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la mayoría que ha caído en este juego vacía y "atrapada" porque, dicho por ellas, la otra
alternativa es parecerse a su mamá o a su abuela, mujeres a las que siempre vieron
quejarse frente a lo masculino y nunca hacer nada por ellas mismas. Así las cosas,
pareciera que están "obligadas a ser agresivas"; sólo así podrán garantizar su individualidad
mal entendida y mantener una autoestima basada en el "orgullo" y en fomentar la educación
del ego y no de la humildad como valor. Les contaré una experiencia con mi hija de once
años, quien un día llegó contándome con mucha angustia que le habían dicho FEMENINA
en el colegio. Ustedes podrán comprender mi asombro al visualizar que el contenido del
mensaje —por lo menos para mí— era muy positivo, pero su carita de terror no concordaba
para nada con todo lo bueno que veía yo en un comentario como ese. Mayor aún fue mi
sorpresa cuando ella me explicó que eso era un insulto y que significaba lo mismo que
"tonta", "fome". Lo más insólito de esto era que los comentarios de esta índole eran dichos
por otras niñitas y no por los hombres del curso. Este episodio me dejó reflexiva por varios
días, hasta descubrir con vergüenza que difícilmente podremos pedirles a nuestras niñitas
que se enorgullezcan de su condición de mujeres si las adultas encontramos disminuidas a
las "dueñas de casa", si hacemos comentarios negativos sobre las mujeres que bordan,
tejen o cocinan, a no ser que eso que hacen implique alguna ganancia económica; vale
decir, otra vez el logro masculino. Entendí lo que le había pasado a mi hija y lo que le sigue
pasando cada vez que se va a colocar algo rosado, cada vez que se coloca falda o que se
descubre con comportamientos que —por lo menos en la forma— ejemplifican lo femenino.
Es difícil sentirse orgullosa de contar con las mismas características que el mundo adulto
muestra como un mundo femenino sufriente y así es muy difícil convencerla de la maravilla
del ser mujer. Cuando uno habla con mamas de otras niñas se encuentra con que
manifiestan que les está siendo muy difícil manejar a estas creaturas, que no "son como
eran ellas cuando chicas". Si comenzamos por dejar de lado el pensamiento mágico que
todas las mujeres tenemos frente a lo que debe ser una hija-mujer hoy en día, nuestra
imagen de niñita de cuento no corresponde para nada con las niñitas de carácter fuerte que
nos toca educar. Lo contradictorio es que la mayoría de las veces esto nos gusta, porque
nuestro inconsciente se gratifica al ver a nuestras hijas haciendo cosas que nosotras no
pudimos hacer; pero al mismo tiempo esto es una amenaza a la relación y la única manera
de salir de este conflicto es que las mamas saquemos nuestra parte más femenina para
poder dulcificar la parte masculina que ellas nos muestran con tanta intensidad. La idea es
algo así como "aguacharlas" para, después de "aguachadas", empezar a conversar y poner
los límites que la educación requiere sin poner en riesgo el vínculo ni la relación afectiva.
Como se darán cuenta éste es desde sus raíces un tema absolutamente femenino y
traspasa las generaciones. Algo parecido estaría sucediendo con los trastornos de
alimentación, respecto de los cuales se ha descubierto que es un tema de mujeres y de
competencia entre ellas, también producto de esta masculinización que las hace no querer
crecer y no querer tener cuerpo de mujer, todo esto con el fin de no tener comportamientos
eróticos y no asumir su condición sexual de mujer. Si reforzamos el panorama con el
ingrediente que suma la invasión erótica a la que estamos expuestos adultos, jóvenes y
niños, que nos ha hecho sexualizar el cuerpo, los afectos y el amor en general, los desafíos
que tenemos por delante no resultan muy alentadores; sin embargo, podemos y debemos
recurrir a los hombres, quienes en estos procesos suelen ser de gran ayuda, pues
formalizan, concretan y llevan a lo práctico todas las fases de estos problemas, centrándose
en las soluciones de los eventos y no en el drama que éstos llevan implícito. En lo que se
refiere a los tres pilares mencionados y de acuerdo a la investigación realizada, puedo
asegurar que también existen jóvenes que se manejan bastante bien en su formación y