Page 68 - Libros de Caballerías 1879
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                     AMADÍS DE GAULA

           —¡Cativo de mí sin ventura! Muerto soy de la
         peor muerte; que nunca murió caballero que la tan
         poco mereciese.
           E caíanle  las lágrimas por  las barbas, que eran
         blancas como la lana blanca. El Rey hobo del gran
         piedad e dijóle:
           —Caballero, no temáis de vuestra  cabeza; que
         toda cosa que yo haya vos  la habréis para la gua-
         recer; que así os lo he prometido e así lo terne.
           El caballero se le dejó caer a sus pies para gelos
         besar, mas el Rey lo alzó por la mano e dijo:
           —Ahora pedid lo que os placerá.
           —Señor —dijo él— , verdad es que me hobistes a
         dar mi manto e mi corona, o lo que por ello vos pi-
         diese; e Dios sabe,  señor, que mi pensamiento no
         era demandar  lo que agora pediré; e  si otra cosa
         para mi remedio en  el mundo hobiese, no os eno-
         jaría en ello; mas no puedo hi al hacer. A vos pe-
         sará de me lo dar, e a mí de lo recebir.
           —Agora demandad —dijo el Rey— ; que tan cara
         cosa no será que yo haya que la vos no hayades.
           Entonces el caballero dijo:
           —Señor, yo no podría ser quito de muerte sino
         por mi corona e mi manto, o por vuestra fija  Uria-
         na; e agora me dad dello lo que quisierdes; que yo
         más querría lo que os di.
           —¡Ay, caballero! —dijo el Rey— , mucho me ha-
         béis pedido.
           E todos hobieron muy gran pesar, que más  ser

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