Page 67 - 13 Pitagoras
P. 67

nes,  de modo que quedaban extrañamente relacionadas con la
        carne humana y su ingesta podía llegar a considerarse un acto de
        canibalismo.
            No menos peculiares son las leyendas que circulaban sobre
        la alimentación del propio Pitágoras. Se dice que para preparar
        su meditación tomaba alimentos que  saciaban rápidamente el
        hambre o la sed, o incluso que dejaba de alimentarse por com-
        pleto. La lista incluía ingredientes como semillas de adormidera
        y sésamo, flores de narciso y hojas de malva, granos de cebada y
        garbanzos.  Para beber, reunía semillas de pepino y uvas pasas
        desgranadas, queso troceado, harina y crema de leche, y lo mez-
        claba todo con miel silvestre.






             SACRIFICIOS Y REENCARNACIÓN

             El  sacrificio animal era uno de los
             pilares del culto y la piedad griega
             hacia  los dioses. Por ese  motivo
             no debe  resultar extraño que la
             religiosidad de los pitagóricos se
             expresara  en  esa  forma.  Ahora
             bien, se  diría que el  sacrificio ani-
             mal se encuentra en contradicción
             con  la  idea  de la  reencarnación.
             Para  solventar este problema, al-
             gunos autores aseguran  que los
             pitagóricos  realizaban  ofrendas
             incruentas,  mientras  que  otros
             ofrecen complejas argumentacio-
             nes que pretenden demostrar que
             las almas de los hombres no po-
             dían entrar en los animales consa-
                                          Cerámica griega datada en torno al siglo v a.c.
             grados. En cualquier caso, parece   Atribuida a Epidromos, su  decoración está
             que eran  los miembros de los es-  dedicada a un sacrificio animal (Museo del
             tratos más  bajos de  la  secta  los   Louvre, París).
             que se  encargaban de sacrificar
             animales y  cumplir con los rituales de la  religión convencional, que en  oca-
             siones parecían contradecir las enseñanzas del maestro.









                                               LA  SECTA  DE  LOS  PITAGÓRICOS   67
   62   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72