Page 68 - 13 Pitagoras
P. 68

MÁXIMAS PITAGÓRICAS


                     La de Pitágoras fue una edad de prestigio de la oralidad, donde la
                     sabiduría efímera se equiparaba con la sabiduría verdadera. Quizá
                     por ello el sabio de Samos «no escribió nada en absoluto, como
                     Sócrates», en palabras del historiador griego Plutarco (siglos I-IJ
                     d. C.). Sin embargo, a lo largo de los siglos diversos autores asegu-
                     raron que Pitágoras había fijado sus doctrinas en algunas obras
                     escritas. Una tradición le atribuye tres libros (sobre educación,
                     política y naturaleza), mientras que otra le acusa de haberlos pla-
                     giado de Orfeo.
                         Pero la leyenda más famosa es la que defiende la existencia
                     de un texto sagrado básico del pitagorismo, que supuestamente
                     contenía las enseñanzas secretas de la secta y del que se realiza-
                     ron algunas copias que circularon por el mundo griego al poco de
                     su muerte. Se trata del denominado Discurso sagrado.  No hay
                     evidencias fiables de su existencia y lo más probable es que no
                     existiese. En cualquier caso, todas las descripciones del discurso
                     que dio el maestro al llegar a Crotona refieren que sus palabras se
                     consideraron divinas y causaron la adhesión incondicional de nu-
                     merosas personas, que pasaron a formar una hermandad compar-
                     tiendo todas sus posesiones.






               LOS «VERSOS DE ORO»

               El  filósofo neoplatónico Jámblico de Calcis afirmó que, a través de Filolao de
               Crotona, llegaron a manos de Platón algunos textos escritos por los pitagóri-
               cos.  En  la  presunta lista de obras destacaba el  Discurso sagrado.  Desde el
               siglo 111  a.c. circularon unos Versos de oro que, según la  leyenda, provenían del
               Discurso sagrado y en los que se  quería ver la  huella directa del propio Pitá-
               goras. Era  un breve compendio en 71  hexámetros que fue canonizado como
               modelo ético de comportamiento durante largo tiempo, alcanzando incluso
               al  Romanticismo de la  mano del alemán Goethe (1749-1832).  Es  posible que
               parte de las  ideas que conforman el  texto pudiera encontrarse en  la  secta
               originaria de Pitágoras, como ocurre con todos los textos tradicionales.








          68         LA SECTA DE LOS PITAGÓRICOS
   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73