Page 76 - 13 Pitagoras
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ver en él al propietario de la casa donde tuvo lugar el legendario
                    incendio que selló el fin de la secta. Paradójicamente, el auge de
                    la ciudad finalizó con la sublevación antipitagórica.
                        El grupo cerrado y elitista de los pitagóricos extendió su in-
                    fluencia política hasta ejercer una fuerte presión en la sociedad de
                    la Magna Grecia En Crotona un grupo popular se reunió alrededor
                    de Cilón, un hombre acaudalado de tendencias tiránicas, y se le-
                    vantó contra la sociedad de los pitagóricos.
                        Al final violento de la secta en su ciudad natal siguió la perse-
                    cución de las congregaciones pitagóricas en las demás ciudades,
                    en medio de brutales disturbios. La liquidación súbita de las cúpu-
                    las di1igentes de aquellas poleis abrió un terrible período de gue-
                    rra civil en toda la región, con caídas de gobiernos en cascada. Los
                    sublevados ya no actuaban solo contra los pitagóricos, sino que
                    extendieron sus ataques a todas las aristocracias gobernantes. Las
                    ciudades de Grecia enviaron embajadas y, finalmente, el orden fue
                    restablecido.
                        Más allá de los motivos de la sublevación, tanto los disturbios
                    como la muerte de Pitágoras en Metaponto, seguramente poste-
                    rior, acabaron con la actividad pública de los pitagóricos. La secta
                    no renació jamás ni como organización de importancia política ni
                    como forn1a de vida, aunque eso no significa que se extinguiera,
                    sino solo que no se volvió a reunir públicamente. Algunos nota-
                    bles supervivientes volvieron a las metrópolis, y en algunos casos
                    desempeñaron papeles políticos, siempre a título individual. Entre
                    ellos se cuentan Filolao y Arquitas.























         76         LA SECTA DE LOS PITAGÓRICOS
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