Page 45 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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yo lo hubiera abandonado, y como si hubiera perdido algo muy precioso en mi vida (3
                    de marzo de 1931; 14 de mayo de 1930).
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                ¿Podemos considerar una última analogía de la Biblia? ¿Qué tal la de las ovejas y el pastor?
            Muchas veces las Escrituras nos llaman el rebaño de Dios. «Pueblo suyo somos, y ovejas de su

            prado» ( Salmo 100.3 ). No necesitamos saber mucho de ovejas para saber que el pastor nunca

            abandona a su rebaño. Si vemos a un rebaño viniendo por un sendero, sabemos que hay un pastor
            cerca. Si vemos a un cristiano por delante, sabemos lo mismo. El Buen Pastor nunca deja a sus

            ovejas. «Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás
            conmigo» ( Salmo 23.4 ).


                Dios está cerca de usted como la vid a la rama, tan presente en usted como Dios lo estaba en
            su templo, tan íntimamente como el esposo con la esposa, y tan devoto a usted como el pastor

            para con sus ovejas.


            Dios desea estar tan cerca de usted como lo estaba de Cristo;


                tan cerca que literalmente pueda hablar por medio suyo

                    y todo lo que usted tiene que hacer es traducir;


                    tan cerca que sintonizarlo es como ponerse audífonos;

                       tan cerca que cuando otros perciben la tormenta y se atemorizan,


                           usted oye su voz y sonríe.



                Así es como el rey David describió la más íntima de las relaciones:



                                       Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

                                        Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

                                       Has entendido desde lejos mis pensamientos.

                                            Has escudriñado mi andar y mi reposo,

                                           Y todos mis caminos te son conocidos.

                                           Pues aún no está la palabra en mi lengua,



            4 Ibid
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