Page 40 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
P. 40
tenga presente que no fueron escritas por un monje en un monasterio, sino por un instructor muy
ocupado y dedicado. Cuando murió en 1970, Laubach y sus técnicas de educación se conocían en
casi todos los continentes. Se le respetaba ampliamente, y había viajado mucho. Sin embargo, el
deseo de su corazón no era el reconocimiento, sino la comunión ininterrumpida con el Padre.
26 DE ENERO DE 1930: Siento a Dios en cada movimiento, por un acto de la
voluntad: al desear que Él dirija estos dedos que ahora golpean esta máquina de
escribir; al desear que Él obre en mis pasos cuando camino.
1 DE MARZO DE 1930: Este sentimiento de ser dirigido por una mano invisible que
toma la mía mientras que otra mano se extiende por delante y prepara el camino
crece en mí diariamente … algunas veces requiere largo tiempo en la mañana. Decidí
no levantarme de la cama sino cuando mi mente haya quedado fija en el Señor.
18 DE ABRIL DE 1930: He probado la emoción de la comunión con Dios que ha
hecho desagradable todo lo que sea discordante con Dios. Esta tarde la posesión de
Dios me ha atrapado con tal gozo indecible que pensé que nunca había conocido algo
parecido. Dios estaba tan cerca y tan asombrosamente encantador que sentí como si
me derritiera por completo con un contentamiento extrañamente bendito. Habiendo
tenido esta experiencia, que ahora me viene varias veces a la semana, la emoción de
la inmundicia me repele, porque conozco su poder para arrastrarme y alejarme de
Dios. Después de una hora de íntima amistad con Dios mi alma se siente limpia,
como nieve recién caída.
14 DE MAYO DE 1930: Ah, esto de mantener constante contacto con Dios, de
hacerle el objeto de mi pensamiento y compañero de mis conversaciones, es lo más
asombroso con que jamás me he topado. Resulta. No puedo hacerlo ni siquiera por
medio día; todavía no, pero creo que lo haré algún día por un día entero. Es cuestión
de adquirir un nuevo hábito de pensamiento.
24 DE MAYO DE 1930: Esta concentración en Dios es agotadora, pero todo lo demás
ha dejado de serlo. Pienso más claramente, y me olvido con menos frecuencia. Las
40