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La diferencia no reside en las necesidades básicas, primigéneas, sino en
la forma en que el hombre las satisface. L a diferencia está en las caracterís-
ticas del trabajo humano que le permitieron construir herramientas, y tra-
bajar colectivamente. Es a partir de las características del trabajo, de la ca-
pacidad social del mismo y de las formas sociales que asume, como se van
conformando las sociedades en los diferentes estadios. Ello hace, a su vez,
que las necesidades naturales, básicas del hombre vayan evolucionando y
complejizándose en las formas sociales que adoptan, pues a la forma de sa-
tisfacer la necesidad se corresponde la forma que adopta la necesidad, has-
ta llegar casi a perderse la motivación primigénea que sustenta la comple-
ja forma en que se manifestó la necesidad.
Veamos esto con un ejemplo. L a necesidad primigénea de ingerir líqui-
dos como necesidad biológica era resuelta al principio bebiendo agua de
cualquier río, hoy en día la misma necesidad se satisface abriendo el refri-
gerador, destapando una botella y bebiendo un refresco. E n el primer caso
a la forma natural de la necesidad, se corresponde una forma natural del
trabajo y de apropiación, la recolección, y por tanto de satisfacción de la
necesidad. En el segundo caso la necesidad básica se encuentra transmuta-
da por la propia respuesta, la producción industrial lleva refrigeradores y
bebidas embotelladas a los hogares, la vida se da en centros urbanos, el tra-
bajo tiene la forma social de asalariado, la respuesta a la necesidad y la ne-
cesidad misma son mediadas por todo el proceso social de producción. Las
formas naturales existen subordinadas a las formas sociales, el metabolismo
entre la naturaleza y el hombre natural se encuentra subordinado al proce-
so social.
Habíamos visto que el producto del trabajo existió únicamente bajo su
forma natural de ser simple portador de cualidades que satisfacen necesi-
dades humanas. Bajo esa forma de valor de uso era producido, apropiado
y directamente consumido. A l generarse un excedente, una parte reducida
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del mismo, en las sociedades primitivas, odía cambiarse por otras en base
al trueque. Pero la eproducción del trabajo y las condiciones para el mis-
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mo (semillas, herramientas, etc) se hacía directamente a través de su forma
natural, del valor de uso de los productos. Los esclavos producían sus pro-
pios alimentos construían su vivienda, tejían sus ropas, construían las he-
rramientas y generaban el producto que era apropiado por el amo. E l co-
mercio y el intercambio de valores era prescindible para la reproducción
del mecanismo social productivo. E n la sociedad feudal del trabajo rural
del siervo se obtenían los principales medios de consumo y de trabajo con
los que este reproducía sus energías gastadas, con o que se reponían las
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semillas y aperos utilizados y de donde salía el excedente que sostenía la
estructura piramidal del régimen feudal. E l comercio se desarrolló por
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fuera de la unidad productiva que era el eñorío, la forma que adoptaba el
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producto del trabajo dentro del mecanismo de eproducción social seguía
siendo aún su forma natural de valor de uso. E l valor o valor de cambio
aparecía en el comercio, era predominantemente una relación entre los
propietarios privados del excedente.
En la sociedad capitalista, la eproducción se encuentra mediada por el
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