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material  de  esa  categoría social ahora  generalizado  a todos  los mbitos,  que
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         se  adhiere  a todos  los productos  del trabajo  humano:  el valor.  L a  naturale-
         za  es ahora materia prima del valor desde el momento  en  que  existe  la  posi-
         bilidad  latente  de  ser  apropiada.
             Así,  la  naturaleza  ve cambiar su papel  en la sociedad.  L a tierra que  his-
         tóricamente  ha  sido  el  principal  objeto  de  trabajo  y medio  de  producción,
         que  en  un  principio  sólo  era  el  espacio  en cual los hombres  realizaban  sus
         actividades  y  de  quien  recibían  sus  productos;  fue  apropiándose  en  forma
         territorial  por  diferentes  asentamientos  al  desarrollarse  la agricultura,  fue
         delimitada  nacionalmente  y  totalmente  apropiada  en  forma  privada al  ser
                                                                 a
         sus  productos  convertidos  en  objetos  de  valor.  Así con  la propiación  ca-
         pitalista,  el  monopolio  que  ejerce  la clase propietaria de  tierras,  le  permite
         exigir  un  pago  por  las  virtudes  naturales  de  esa  tierra  que  poseen  en  for-
         ma  privada,  dando  origen  a la renta  capitalista de  la tierra.  Y así como con
         la  tierra,  con  el  petróleo,  los  minerales,  y  con  todos  los llamados  recursos
         naturales,  pues en  la medida  en  que  son  la base material, el cuerpo  sobre  el
         que  se  objetiviza el  trabajo,  la  materia  prima  del valor, la propiación  pri-
                                                                a
         vada  de  la  naturaleza  pasa  a  ser  fuente  de  enriquecimiento  privado  para
         su  propietario.  Pero,  además,  en  tanto  es  poseedora  del material  necesario
                                                 t
         para  toda  corporización  de  la  riqueza,  la ransformación  de  la  naturaleza
                                          p
         en  gran  escala  a que  se  llegó con la roducción industrial está en  función  de
         valorizar  el capital,  de  aumentar  la  escala  de  reproducción  de  ese  capital,
         de  incrementar  la  acumulación  de  capitales  en  manos  de  los  capitalistas.
             Así  los  propietarios  de  la  naturaleza  y  de  las herramientas,  disponen  a
                                                p
         su voluntad  de  los  factores  objetivos  de la roducción  y al comprar  la capa-
         cidad  de  trabajo  por  un  salario, pasan  a disponer  del proceso  productivo  y
         del  total  del  producto  generado.  De  ese  modo  disponen  cuánto  debe  pro-
                                            ú
         ducirse  y  qué debe producirse, con la nica  restricción  de  que  deben  poder
         vender  su producto,  para  reiniciar el  proceso.
                                           l
             Sin  embargo,  aunque  pareciera o contrario, los capitalistas no  contro-
         lan  totalmente  el  proceso  económico.  Cada  uno  de  ellos controla  y dirige
         su  propiedad,  el  estado  puede  orientar  y  estimular  determinadas  activida-
         des,  pero  en  última  instancia  cada  capitalista  se  ve  obligado  a  actuar  de
         acuerdo  a lo que  el proceso  de  valorización  de  su capital le ordena,  esto  es,
         debe tratar  de  obtener  el  m á x i m o  de  ganancia posible, so pena  de  ser  elimi-
         nado  por  otros  capitalistas  que  luchan  y compiten contra él, y  esto  sucede
         aún  en  las  ramas  altamente  monopolizadas.  O  sea  que  el capitalista  no  es
         más  que  un  sirviente  de  su  propiedad.  Claro  que  un  sirviente privilegiado
         pues los trabajadores,  explotados  por  el capital, no  gozan  de  los mismos  be-
         neficios  que  un capitalista.
            Pero lo que interesa  es retomar  el planteo  de  hace  unos  momentos  acer-
         ca  de  quién  maneja  la sociedad,  quien  puede  tomar  desiciones sobre  la ac-
         ción  que  la  producción  realiza sobre la naturaleza.  Los obreros,  que  venden
         todos  los ías su capacidad de trabajo  a cambio  de un  salario con el que  van
                  d
         a comprar  los elementos  mínimos  de subsistencia, son  dispuestos  por la vo-
         luntad  privada  del  capitalista en  el proceso  productivo al igual  que  si  fuera
         una  máquina  o un insumo. Bajo la forma  de  trabajo  asalariado  las  funciones
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