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del juzgador, quien no se deja llevar por las vías   la denunciante era no atractiva y el acusado si
                 periféricas y acude, en mayor medida, a las cen­  lo era (41%).Estos resultados dan lugar a hacer
                 trales; lo que desplaza las variables irracionales   una  interpretación  más  profunda  que excede
                 y hace centrar la tarea concienzudamente en las   las  meras  apariencias,  pues  parecería  que  lo
                 pruebas y el derecho en juego.                que aquí está enjuego es la vieja idea de que'lo
                                                               bello es bueno". Para verificar si ésta era la razón
                 Pero  adem ás  de  las  características  estéticas   de  las  absoluciones,  se  realizó  nuevamente  el
                 del  acusado,  su  com portam iento  tam bién   experimento  del  acoso  (con  otras  personas),
                 influye en  la sentencia. Por ejemplo, el  hecho   pero está  vez a  los jurados  no  les  repartieron
                 de  que  sea  una  persona  simpática,  puede   fotos, sino una lista de características positivas
                 hacer la diferencia en el juzgamiento de casos   y negativas de  la  personalidad del jefe y de la
                 de  infracciones  leves.  Para  dem ostrarlo  se   secretaria.  Se  encontró  que  las  decisiones  de
                 efectúo un experimento en el que se tomaron   culpabilidad  eran  más  frecuentes  cuando  se
                 dos grupos de  estudiantes y a  cada  uno,  por   definía  de  manera  negativa  al  acusado  (poco
                 separado,  se  les  pidió  que  simularan  ser  un   compasivo, soberbio, deshonesto) y de manera
            Universidad  de  Lima  ran  el  siguiente caso:  una  alumna  había  sido   practicante de alguna religión).
                                                               positiva a la denunciante (respetable, honesta,
                 Consejo Académico de la  Facultad y conside­
                 sorprendida copiándose en un examen. A cada
                                                               Este descubrimiento, que parece una obviedad,
                 grupo se le entregó información relevante del
                                                               permitió concluir que el atractivo físico si bien
                 caso, pero a un grupo se le dio una foto de la
                                                               la belleza se asocia a inferencias favorables de
                 una  foto  de  la  alumna  sonriendo.  Luego,  se
            la   alumna con gesto serio, y al otro, se le entregó   posee el efecto que vimos, ello se debe a que
                                                               la personalidad, es decir, a la gente bella se la
                  pidió  a  cada  grupo  que  determinaran  si  era
            Derecho  de   como  las  mujeres  que  vieron  la  foto  de  la   juicio equilibrado sobre estos individuos19. Se
                                                               suele ver como buena, y por eso es que se pro­
                  pasible de sanción y qué tipo le correspondía.
                                                               duce un sesgo en la percepción que dificulta un
                  Los resultados fueron que tanto  los  hombres
            Facultad  de   alumna  sonriente,  aconsejaron  una  sanción   trataría de una heurística mental (la del mundo
                                                               justo), que asocia  belleza con bondad, virtud,
                  más  leve que los que vieron  la foto del gesto
                                                               verdad  y  demás  características  positivas;  en
                  serio. La pregunta que inmediatamente surgió
                                                               tanto  que  la  fealdad,  se  asocia  con  atributos
                 es ¿por qué? Los análisis determinaron que la
                                                               negativos. Por repugnante que sea este manejo
                 clemencia está relacionada con la creencia de
            Revista  editada  por  alum nos  de  la   de confianza, y fue la sonrisa la que influyó en   2.2.2.  Influencia de la fama y estatus en las
                                                               de nuestra psiquis, las investigaciones han de­
                 que  la  persona  acusada  era  honrada  y digna
                                                               mostrado que en muchos casos opera de este
                                                               modo, salvo frente a casos graves en los cuales
                  este juicio de honradez18.
                                                               la  racionalidad toma  la rienda del  proceso de
                                                               percepción  e  interpretación  desplazando  las
                  Hemos  hablado  hasta  ahora  de  la  simpatía  y
                                                               rutas periféricas.
                  del atractivo del acusado, pero el de la víctima
                 también  tiene  importancia.  En  un  caso  simu­
                  lado  de  acoso  sexual  de  un jefe joven  sobre
                                                                   declaraciones.
                  su  secretaria,  se determinó que  los juicios  de
                  culpabilidad  fueron  más  frecuentes  cuando
                  la  denunciante  era  una  mujer  atractiva  y  el
                  acusado un hombre no atractivo (83% votaron   Es  im portante  que  los  abogados  conozcan
                                                               cómo  proteger la credibilidad  de sus testigos,
                  en  este  sentido), y  menos frecuentes cuando  mientras ponen en cuestión  la credibilidad de
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            ADVOCATUS   18.  LAFRANCE, Marianne y F1ECHT, Marvin A. "Why Smiles Generóte Leniency". En: Pers Soc Psychol Bull. Vol. 21. Num. 3.


                      Marzo 1995, pp. 207-214.
                  19.  BARON, Robert y BYRNE, Donn. Op. Cit.




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