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LA CASA PENSIÓN
           Pero no sólo en ese punto se                                               DE OFELIA RAMÍREZ
        escuchaba ruido y aglomeración
        de gente, contiguo a esa sala,
        donde antes existía un sitio vacio,
        también había vida. Una nueva
        generación de armenieses dis-
        frutaban de espacios de entre-
        tenimiento. Uno de ellos era el
        billar de Esteban Escobar, un
        hombre de estatura mediana,
        cara redonda, pelo blanco a ras
        de su cabeza, una cuantas pecas y
        sin un dedo de flaco. En su nego-
        cio era muy respetado y muchos
        le llamaban cariñosamente: “Don
        Tebita”.
           La sala de Billar era parte del
        caserón, con sus paredes blancas, una
        entrada de la que estaba suspendida una
        persiana y a continuación otra puerta,
        cubierta por una tabla desde donde, al
        inclinarse, se podía curiosear el parque. En
        su interior dos mesas de billar y a los lados
        tres bancas de madera de color verde.
           En la noche y los fines de semana se con-
        centraban los jóvenes y no muy jóvenes,
        para hacer rodar las bolas rechazadas por
        las bandas elásticas mientras se ponían
        en movimiento los músculos, piernas,                       VISTA DE LA CASA QUE OCUPÓ
        brazos y manos. Todo eso bajo la mirada                    LA PENSIÓN DE OFELIA RAMÍREZ
        del “casero”, Beto Martínez “caballito”.                   EN LA ACTUALIDAD (2015)
        El salón contaba con espacio suficiente para
        que los jugadores se movieran libremente;
        los soportes de madera donde se encajaban
        los tacos y la tiza se encontraban cerca de las       “Tebi” donde al reunirse la juventud armeniense,
        mesas.                                                se desarrollaba un intenso y ameno intercambio
           Algunos testimonios de los jóvenes de la           de información de varios niveles y varios canales
        década de los setenta,  recuerdan que además          que iban desde lo meramente social a lo deport-
        de ser una casa de juego, era un punto de             ivo, a lo educacional o académico”, subraya. La
        encuentro. Especialmente por su posición              verdad era que de los tres casinos que existían
        privilegiada frente al parque. Edgardo Posada         en el pueblo, éste era el más sano, don Esteban
        recuerda que, “a la altura del andén, debajo del      no permitía el consumo de bebidas alcohólicas.
        amplio portal, los que estábamos ahí teníamos            Esos mismos testimonios recalcan que este
        un panorama completo de lo que en el parque           sitio también sirvió como la “meca” o, por lo
        acontecía y quiénes lo visitaban. Yo creo que         menos, como el escaparate o pasillo en el cual
        por  esa razón, este lugar era el preferido de la     los jóvenes armenienses exponían sus mues-
        mayoría de jóvenes del pueblo”, afirma.               tras, tipos o ejemplos de ropa que después se
           Agrega: “En vista de esto, era en el casino de     convertían en la “moda” obligada en el resto



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