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Mujeres Kogui cosechando Ayo.

Después de andar durante varias horas y ya atardeciendo, topé de
frente con tres koguis apostados sobre un peñasco. Portaban una
escopeta y me dijeron que llevaban seis meses viniendo todos los
sábados a este mismo lugar, porque esperan un funcionario del
gobierno que les quedó de traer semillas.
Después de decirles que yo no era funcionario ni era gobierno,
pero que llevaba semillas y andaba en procura de ver al Maestro
Simón, me condujeron a un pequeño pueblito llamado Chanduke.
Allí fui acogido y una mujer kogui me ofreció batata y guineo
sancochado. Fui con ellos al trapiche donde estaban moliendo caña
para hacer panela y allí conocí al Maestro Simón, quien decidiría si
yo podría seguir subiendo para ver al Mama Juan.

Más luego en el pueblito, entregué semillas, agujas, hilo y otras
cositas que traía a las mujeres y más tarde dí al Maestro Simón mi
navaja suiza, la que me regaló mi amigo de Sopó..El kogui la
agradeció y dijo: no sé si pueda ver al Mama Juan. Es difícil llegar y
hace años que no recibe a nadie.

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