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Luego se habló con otros koguis, sacó su poporo, mastico sus
hojitas y más tarde, señalando a un hombre que estaba sentado en
su banquita dijo: Kogui Nolavita lo llevará por las montañas y allá
sabrá si puede ver al Mama Juan.

Esa noche duermo en la Kankurua y estoy presente
cuando los mayores avivan el fuego y colocan sobre el fogón una
vasija de barro para tostar las hojas del arbusto que sus mujeres
cosechan y los hermanos mayores llaman Ayo.

..Entre chinchorros y banquitas, mientras el fuego crepita sobre las
tres piedras, los koguis conversan y mambean las hojitas que son su
vínculo, porque cuando se encuentran dos antiguos, no se dan la
mano sino que intercambian hojitas tostadas que llevan en la
mochila y ponen un puchito en su boca para masticarlo, tocándolo
con un palito, cuya punta empapan de polvo de caracoles que llevan
en un calabacito llamado Poporo.

Nolavita - el Indígena kogui que irá conmigo, acaba de decir que
saldremos amaneciendo para llegar a donde El Mama con la Luna.
Cuando amanecía me despertó el kogui Nolavita y salimos de

Chanduke, caminando por los filos de los cerros hacia una siembra
que el cultiva yendo para la Nevadita..
Subimos callados caminando sin parar hasta las tierras frías.
Pasado el mediodía, después de subir y bajar y volver a subir,
llegamos a un pequeño pueblito llamado Kinkamake donde tiene
casita de paredes de palma tejida, cubiertas de paja y una siembra
de papas, cebollas, arvejas y frijoles.
….. Abrió la puerta de su tibín - entramos y nos
encontramos con las tres piedras en el centro. Adentro no hay nada
más, y afuera no se siente a nadie.
Kogui sale a cosechar su rosa y llega con bastimentos
que comeremos con una latica de sardinas que queda en mi
mochila.

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