Page 47 - Cuentos para Triunfar
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Por  ese  entonces,  nuestro  héroe  soñaba  con  ser  astronauta,  piloto  de
                  prueba  de  aviones  supersónicos,  jugador  estrella  de  fútbol  y  un  cantante  a
                  quién    el  público  adoraría.  Creció  y  fue  aprendiendo  por  qué  no  sería
                  astronauta, ni piloto, ni jugador estrella, ni músico, ni cantante. Sencillamente
                  porque su padre no lo era, ni tampoco su tío, ni su abuelo, ni su primo o su
                  vecino. Todos ellos eran " personas normales ", con los pies bien puestos en la
                  tierra. Eran " realistas ".
                      Un día fue adolescente, y conoció a una mujer. Sus hormonas se pusieron
                  en  funcionamiento;  se  le  aceleró  el  pulso  y  se  le  sonrojo  la  piel.  Quiso
                  acercarse para comentarle cuánto le gustaba su cuerpo; pero no lo hizo por
                  temor a ser rechazado. Por su mente cruzó la imagen de cuando había querido
                  volar alto. No quiso pasar por lo mismo. Ya había sufrido demasiados golpes
                  bajos. Tenía en ese entonces 14 años.
                      Rafael, en el cielo, insistía una vez más:  - Maestro, déjame que baje ha
                  ayudarlo.
                      Y Dios respondió: - Espera... .
                      Por fin "maduró". Maduró la idea de que debía conseguir un empleo para
                  satisfacer sus necesidades básicas. De que debía valerse por sí mismo; de que
                  debía pensar seriamente en su futuro. Intentó estudiar una carrera universitaria
                  que  no  terminó  porque  alguien  le  comentó  que  "los  médicos  se  mueren  de
                  hambre". Pero como su auto estima estaba "muy alto", consiguió un empleo a
                  tiempo completo, nada menos que por 400 pesos al mes.
                      Y así transcurrieron algunos años más.
                      "PERO NO FUE ESO LO MÁS IMPORTANTE".

                      Mientras  tanto,  en  el  cielo  se  había  organizado  una  junta  extraordinaria
                  que  trataría  el  tema:  "Donde  está  nuestro  ser  excelente".  La  idea  era
                  analizar, cuándo y dónde se había cometido el error. Dónde y cuándo el ser
                  excelente  había  perdido  su  calidad  de  gladiador,  siendo  que  se  le  habían
                  suministrado todos los elementos cuidadosamente para que fuera el héroe más
                  grande de la historia. Se revisaron uno a uno los pasos que se habían dado
                  cuando fue creado, y no se encontró falla alguna.
                      ¿Dónde estaba su corazón valiente?. ¿Qué había sido de su máquina de
                  pensar?. Nadie sabía la respuesta. Todo en el cielo era desconcierto.
                      Al no encontrar respuesta, la junta se dirigió al Sabio de los Sabios y le
                  preguntaron:
                         -  ¿Señor, sabes tú dónde está la falla que hizo del ser excelente una
                             persona como cualquier otra?.
                      Y Dios respondió:
                         -  Él "es" un ser excelente; y parte de la creación es la libertad de elegir
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