Page 49 - Cuentos para Triunfar
P. 49
Rafael, al borde de impertinencia, se acercó nuevamente a Dios y le dijo:
- Mira a tu alrededor Señor; observaba la preocupación. La tensión es
insostenible. Tú sabes que yo puedo remediarlo tan sólo con una
orden tuya; tan sólo una palabra tuya y estaré allí, guiando los pasos
de este hombre, hacia la realización de tus sueños. Dios, permíteme
ir.
Y Dios respondió:
- Espera... .
Una tarde como cualquier otra, el ser excelente regresaba de su rutina
diaria, de su empleo de muchos años, y se encontró con un viejo amigo:
- ¿Qué estás haciendo? - Preguntó el amigo.
- Sólo regreso a casa. Estoy un poco cansado y deseó ver a mi esposa
y a mi hijo.
- ¿Eres feliz?.
- ¿Por qué preguntas tal cosa?.
- En tu rostro vi una expresión de preocupación. Venías caminando
cabizbajo; casi no me viste cuando te llamé. Cuando respondiste a
mí llamado, tus ojos se veían preocupados, cansados. Sabes, tú
siempre fuiste bastante inexpresivo, pero tus ojos no mienten. Dime,
¿Puedo ayudarte?.
- Bueno, en realidad no lo creo, Lo que sucede es que a veces pienso
qué hubiera sido de mi vida si hubiera hecho caso a mis instintos. Es
difícil de explicar, pero tengo la sensación de que soy capaz de
mucho más; la sensación de que puedo dar más; y por qué no, la
sensación de que merezco mucho más de lo que tengo. Pero no creo
que puedas ayudarme.
- Te equivocas; yo puedo ayudarte. Tengo algo que decirte, y que
puede cambiar tu vida... .
Cuando escuchó a su viejo amigo, se puso muy feliz. Tal vez eso era lo
que estaba esperando.
Corrió a contárselo a su esposa, que no entendió mucho, pero que se
alegraba de ver la emoción en su rostro; una expresión que hacía mucho
tiempo no veía en él.
Era tal la emoción, que abrió el cajón del olvido y sacó todos los sueños que
una vez en su adolescencia había guardado. Ya ni siquiera se acordaba por que
los había metido allí. Estaba feliz.
Corrió a contarlo a sus familiares; también a sus amigos. Les comentó que
tenía pensado lograr esto y aquello. Que por fin entendía el significado de
vivir. Sintió que su corazón se saldría de tanta emoción.
Su amigo más íntimo, lo llamó aparte y le dijo: