Page 72 - HOMO_VIDENS
P. 72
7. MÁS SOBRE VISIBILIDAD Y ABSTRACCIÓN
Una de las objeciones que más a menudo me han hecho se refiere a la relación entre
visible e inteligible. El objetor me dice: no es verdad que el ver no genera entender; es
en cambio verdad que el ver también es entender y conocer. Una vez pregunté: ¿por
ejemplo? Por ejemplo —he aquí la respuesta— viajando yo entiendo mejor el mundo.
Cierto. La respuesta demuestra que tengo que volver a precisar. Obviamente, el mundo
visible hay que entenderlo (conocerlo), viéndolo. El mar, las nubes, se describen mal:
hay que mirarlos. La belleza de la naturaleza debe ser vista. Un descripción verbal del
Taj Mahal, de Machu Picchu, del Gran Cañón, de la cúpula de la catedral de Florencia
no puede en modo alguno sustituir a la imagen. Por tanto, quien no ha visto el mundo no
lo conoce. Pero si es completamente evidente que para conocer la realidad visible hay
que verla, es igualmente evidente que el ver no ve los invisibles del Inundo inteligible,
del mundo de las cosas que no son percibidas sino concebidas (que son conceptos).
Concedo, pues, que las nociones de entender y conocer son aplicables también al
mundo percibido por los sentidos. Pero lo son en sentidos «débiles». Es cierto que ver el
mar es conocer el mar; pero no es conocer su estructura química. Porque la estructura
química del agua en general, y también del agua del mar, está establecida por la fórmula
H20; y este conocimiento, llamémoslo «fuerte» —porque nos permite controlar y
transformar las cosas—, no se obtiene de ver el agua (ni siquiera con el microscopio).
Generalizando, la cuestión es que ni siquiera la naturaleza puede ser conocida a fondo, y
hasta el fondo, mirándola.
La fisica no es un saber empírico que denota cosas que se ven: es un conocimiento
«meta-empírico» que atraviesa el mundo fenoménico, el mundo de las cosas que
aparecen, para llegar a valores numéricos, a fórmulas matemáticas.
Lo cual nos lleva a la conclusión de que la fisica —así como, en la misma medida, la
química— es un conocimiento completamente fundado en la capacidad de abstracción
de un animal con raciocinio. Y lo que es verdad para el conocimiento del mundo natural
es igualmente verdadero para el conocimiento del habitat artificial (en la naturaleza no
hay) creado por el hombre para sí mismo, es decir, para su ciudad.
La realidad de nuestros ordenamientos sociales, económicos y políticos es una realidad
completamente construida por la mente «inteligente» del horno sapiens, y por tanto una
realidad que se basa en que se entiendan los problemas que plantea. (Nótese lo
siguiente: la naturaleza no tiene problemas; el problema de «entender problemas» es
sólo humano). Problemas que también plantea, obviamente, a los individuos; pero que
plantea de forma mucho más aguda y profunda a nivel de la ciudad. Entonces, y para
concluir, ¿cuáles son estos problemas? Para indicarlos basta ir citando de una en una
algunas palabras abstractas. En este libro (vid. supra, págs. 49-50) lo ejemplifico