Page 173 - El Misterio de Salem's Lot
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más bajo, como cualquier otro fluido.
               —Sí, como en ese anuncio de Drano. Ésa es tarea del forense, ¿no?
               —Usted sabe que mandarán a Norbert —respondió Jimmy—. Y a Brent Norbert

           jamás le ha molestado que sus amigos le ayuden un poco.
               —Norbert sería incapaz de encontrarse el ombligo —declaró Parkins, y arrojó la
           colilla  del  cigarrillo  por  la  ventana  abierta—.  Esta  ventana  ha  perdido  la  cortina,

           Matt; cuando llegué estaba abajo, caída en el césped.
               —¿Ah sí? —preguntó Matt, controlando la voz.
               —Así es.

               Cody había sacado un termómetro de su maletín; se lo introdujo a Ryerson en el
           ano y dejó su reloj sobre la sábana almidonada, donde brilló al recibir la luz del sol.
           Eran las siete menos cuarto.

               —Voy abajo —anunció Matt roncamente.
               —Sí, podéis iros —asintió Jimmy—. Yo tardaré un poco más. ¿Podría preparar

           café, señor Burke?
               —Ahora mismo.
               Todos  salieron  y  fue  Ben  el  que  cerró  la  puerta.  Una  última  mirada  le  dejó
           grabada  la  escena:  la  luminosa  habitación  bañada  por  el  sol,  la  sábana  limpia,

           recogida,  el  reloj  de  pulsera  que  arrojaba  brillantes  destellos  de  luz  sobre  el
           empapelado, y el propio Cody, con su pelo rojo fuego, inmóvil junto al cadáver como

           si fuera un grabado.
               Matt estaba preparando el café cuando apareció Brenton Norbert, el ayudante del
           forense, en un viejo Dodge gris. Entró acompañado de otro hombre que llevaba una
           cámara.

               —¿Dónde está? —preguntó Norbert.
               Con el pulgar, Parkins Gillespie indicó las escaleras.

               —Jim Cody está arriba.
               —Bien —repuso Norbert, y subió por las escaleras junto con el fotógrafo.
               Parkins  Gillespie  se  sirvió  crema  con  el  café  hasta  que  se  le  volcó  sobre  el
           platillo, la probó con el pulgar, se lo limpió en los pantalones, encendió otro Pall Malí

           y preguntó:
               —¿Cuál es su papel en esto, señor Mears?

               De modo que Ben y Matt empezaron con su pequeño número preparado, sin decir
           ninguna mentira, pero evitando decir lo suficiente para quedar unidos por un tenue
           vínculo de conspiración, y lo suficiente para que Ben se preguntara con inquietud si

           estaría ocultando una inofensiva chifladura o algo más serio, algo oscuro. Recordó
           que Matt había dicho que le había llamado porque creía que era la única persona en
           Salem's Lot que podía prestar oídos a semejante historia. Fueran cuales fueran las

           flaquezas  mentales  de  Matt  Burke,  pensó  Ben,  entre  ellas  no  se  contaba  la




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