Page 43 - La iglesia
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bueno o malo. Una prisión de oro y una condena de dos o tres años, si no es
que la prolongaban a alguno que otro más. En los asuntos con la Iglesia, uno
nunca sabe cómo transcurrirán las cosas. Menos aún cómo acabarán.
Ernesto regresó a casa alrededor de las ocho, ya bien entrada la noche,
empapado en sudor y preocupaciones. Félix le esperaba en el salón con una
noticia: había recibido una llamada de Juan Antonio Rodero, arquitecto
técnico de la Asamblea, para comunicarles que la entrega de las llaves sería al
día siguiente, a las diez de la mañana.
A Ernesto le sorprendió sentir el hormigueo de los nervios en el estómago.
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