Page 20 - Visiones de Alejandria | 3ra edicion | Editorial HL 2019
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Editorial HL | Literatura Moderna
Descubriendo al entrar, varios asientos con gente rezando, observando al hombre que
en medio del recinto, yacía cubierto del rostro con una tela semitransparente,
supuestamente poseído por algún dios o deidad que dictaba señales y consejos sobre
la vida a todos los que ahí estaban escuchando. Parecía como loco, hablando tonterías
de resurrección y sacrificio por uno mismo. Totalmente gordo, sudoroso echaba
espumarajos por la boca de vez en cuando.
En fin, ahora comprendo que él era un charlatán, pero eso no quiere decir que en ese
lugar no hubiera gente honesta, porque al costado de los asientos desde donde
observábamos al farsante y líder de aquel lugar, había algunas personas colocadas en
las esquinas, encargadas de dar consultas personales a quien lo quisiera. De tal forma
que yo ya llevaba media hora observando a una joven de piel como de canela, de unos
treinta años, que me inspiro mucha seducción y confianza, tanta como para acercarme
sin decir nada y tocarle la cabeza para que me viera a los ojos, así como persuadido lo
hice.
-Hola, -me dijo de buena gana sin abrir los ojos, -soy Ima, veo que te animaste a
saludarme, ven, dame tu mano. –Y me acerque obedeciéndola porque me inspiro
mucha sensualidad, demasiada como para tener miedo. Me dio mucha curiosidad lo
que me haría, así que la deje que me tomara de las manos y me sintiera las palmas,
luego los brazos y así hasta los hombros y la cara, del lado de las sienes; todo mientras
vociferaba como una palabra en cierto ritmo que no pude entender pero que me
causo una erección, quizá fue por su aroma a hembra o por la mezcla de todo el
ambiente, ósea las velas, las plantas de los tónicos curativos y cuanta parafernalia
ceremonial había en ese lugar. El caso es que después de toquetearme unos minutos,
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